viernes, septiembre 29, 2006

Retirada

De noche entenderás,
el olor de este suspiro de tarde,
el largo eco de silencios
y vendrás

domingo, septiembre 24, 2006

Crónicas de a Pie (Cementerio I)

Dios está sanando enfermos, reza el pasacalles en la puerta del Cine Roby, otrora Superman iluminaba el ecran, ahora “Supermamadas” da luces, dizque divinas a la audiencia adolorida de la Garita. Viagra criollo, caldito de cardán se ofrece en la esquina de enfrente. Es domingo de cementerio, subiendo la calle te envuelve el olor a nardos, orín y lágrimas. Es domingo, hija, hay que bañar los latidos en pecho bolivarista con un baño de muerte y decir como diría el de la radio: “No somos nada, hermano, no somos nada”.
El Rey inválido encabeza la comparsa, fraternidad “Jolkas del Tejar”. Un niño empuja el cuerpo regordete en silla de ruedas. El gordito chaposo, ansioso da instrucciones. ¡Dale, dale!, grita con terno café, banda blanca y bordes de oro. “Organizador 2006”, dice. Tonguito blanco con aguayo se equilibra en cabeza redonda. El niño viste de color naranja y abarcas Kichute empuja con fuerzas el espaldar rojo para que no le pisen los talones los bailarines de la fraternidad. Dos señoras gorditas en bamboleos anestesiados, cinco chicas con varias trencitas en cabello rojizo. Última fila a la izquierda, terno azul y bastón de metal en pierna rígida, mueve el cuerpo al ritmo de tinku, con aires de llamerada: ¡Apure don Wálter!, le gritan. Los aguateros con camisa blanca esperan media cuadra más abajo. Tienen basurero verde y grande, adaptado para tal efecto con bolsa nylon tapa contenido. Gigante vaso de cóctel para calmar la sed de los bailantes.
Hortalizas, aceitunas y ají colorado ordenados aplauden, con tallos y pepas, la comparsa que desciende y hace un alto en la puerta del Cementerio. Nylon azul ampliamente desplegado, sirve de gradería para este público silencioso. Las bailarinas cadenciosas mueven las trenzas y desde el palco la cordillera les manda su viento “calma sudores”. De rato en rato un nardo, un clavel. Lanzan un pétalo como estornudo a los pies de la “Organizadora 2006” que lleva el estandarte con la Virgen. La banda, sobriamente vestida de negro, encandila con tubas doradas a los minibuses y por momentos los trompetistas se tropiezan y buscan al aguatero para un seco.
La chica de buzo celeste y encías rosadas me empuja y ch’alla mi libreta con mokochinchi. Hasta la muerte te seguiré, así me ha dicho, cuenta riendo a su amiga. Dicen que por estos lugares la muerte respira aire de cloacas, viento matizado con claveles blancos, por mi parte respiro vidas de domingo intensas a la salida del Cementerio. Paradoja ésta que recuerda eso de que hay que vivir con el pasado por delante. El futuro no me interesa, es incierto, con estos ojos miro lo que he sido. Del pasado vengo y lo miro para que me acuerde lo que debo ser.
Mi filosofada aymara cesa, vuelve el color que tiene la muerte en cada vida que camina; la comparsa se ha ido, cruzo la calle. En el muro del Cementerio hay un letrero que dice: Prohibido vendedores. A dos pasos a la derecha, una carpa de nylon azul tiene otro letrero: Consulte su maestro consejero y rezador, atiende, suerte, para amor, salud, trabajo, viajes, otros. Puesto No 7. Me acerco y miro. El “maestro rezador” no mira, se mece, en un silencio interno que da miedo escuchar. La muerte por acá tiene sus señales, rostros en oscuros y lejanos vientos. Surcos de tierra labrada a golpes es su cara, marcas de viruela y sólo un ojo entreabierto. No me ve, sus pies como “llauchas” se mueven en medias gruesas celestes; su pecho está rodeado con dos rosarios y un crucifijo dorado de esos de obispo. Repite letanías que ni recuerda, credos emulando el tono cantado de algún cura franciscano y el saber de sus achachilas. Está ahí, en su silencio, con la serenidad que calienta su nylon. Espera, cuenta cuencas, acullica. Alguien entra, la cortina cae, un heladero me empuja y pide permiso.

La Prensa, Domingo 24 de Septiembre...

viernes, septiembre 22, 2006

Memoríasde un Croto (Primaveral)

¿Te acuerdas? ¿Cómo jugábamos a sentir el frío en los cuerpos?, tu con los pies congelados como raspadillo, yo con ese calor insoportable en las manos. El tema era entibiar tus plantas o enfriar mis palmas, dependía de la perspectiva, del lugar, del aroma de la noche. Te gustaba jugar a la morgue, así como de niño juegas a la cueva y te tapas con un edredón oscuro para que el monstruo no te toque, te quedabas inmóvil esperando que te muerda cada esquina.
Si, te gustaba, el juego ese de ponerte rígida y desnuda encima la cama, como una tabla, decías que el efecto era mejor luego de la ducha y con la piel toda erizada, anticipabas esta tu imagen ideal de la muerte en el río. Luego, ahí pálida pedías que te coma a besos, que tape tus poros con el calor medio rosáceo de mi abdomen.
Me acuerdo flaca, de tus pataletas, de tu histeria en el suelo, de la bronca que te daba, cuando sólo te miraba en silencio, en el pesado desprecio de cerrar la puerta y dejarte llorando en mitad de la sala. Es difícil olvidarte, ahí en ese torbellino de emociones inflando tus ojos saltones de furia, esos capaces de jugar a la mirada de Gizmo y en dos segundos botar fuego en mi vientre o llorar miel de madrugada.
Me acuerdo que me gustabas serena, indefensa, dócil. Las madrugadas eras vulnerable, dejabas que tus defensas caigan, y lanzabas esos cursis te amo como ronroneo, mientras yo jugaba a contar los vellos de tu espalda, esos de tu sangre morena. Tantas veces pensé en que pasaría si te lanzaría un vaso de agua en una de tus rabietas, ¿me perseguirías por la casa, cómo en esas reconciliaciones, o ¿acabaríamos a los mordiscos y arañazos?, sintiendo el dolor ese que produce el sexo de lija.
Si flaca, pensé en eso, también en partirte a patadas, pero sabes que mi naturaleza sólo permitía destruir a tu niña mala con caricias de lengua, esas que bebían tu frío de raspadillo y barnizaban cada poro tuyo con mi noche. Flaca, no sabía nada de ti aquella noche que respondiste a mi beso con una patada y no dejaste que mordiera el tatuaje falso. No sabía nada y hoy te entiendo, sólo querías el anonimato.
Ayer me enteré flaca, te encontraron, dicen que salías con un abogado, de esos de bufete de muebles de roble y floreros con nardos made in china. Te vieron, en el boliche ese para secres de la 20 de Octubre, saliste mordiéndole la corbata a mierdazos, como solías hacer cuando querías mi plata para tu tatuaje permanente de cejas que me pedías cada navidad y yo ahí fiel a la caja de Mackintosh.
Si flaca, ¿te acuerdas? Tu manía con jugar al muerto, y eso de que te guardé en una urna de plata en la sala cuando mueras. Te dejé hace tiempo, entenderás ahora que es absurdo hacerte un homenaje de ese tipo, además me gusta verte ahí toda muda más que en una urna. Debo confesar sin embargo que esos puntos lila no combinan con tu mejilla y tus labios aunque pálidos siguen dando hambre.
Si flaca, ya me contaste anoche cómo te torció el pescuezo y te fue exprimiendo como tallo de rosa primaveral. No le importaron tus espinas, esas pincha risas de las que me escapaba. Se quedó con tu mirada orgásmica, gran error yo solía esconderla con mis manos en tus labios. Me dijiste que por fin entendiste eso de que las miradas congeladas forman espasmos, cuando la viste lo supiste.Estabas jugando a la ducha, al juego del cuerpo de la morgue y el abogado no entendía, además tenía las palmas secas, más frías que el raspadillo de tus plantas, no entendía nuestros juegos. Dio la vuelta flaca, ese talvez fue el error, yo no lo hubiera hecho o quien sabe, tal vez me hubiera lanzado por la ventana para evitar conflictos.
No le gusto la mirada congelada en tus ojos, es que era la titular, una gorda con poco charmé. Me contaste que se lanzó a reír sobre tus piernas, con el típico recurso de las uñas en el pescuezo. Ël, se quedó con el pis mojando sus calzones de esperma angustiado, dentro del ropero, eligiendo su corbata para la audiencia del lunes. Tu flaca, ahí pómulo hundido en puñete de empanada, dormiste.
Te debía haber dicho, los abogados odian las urnas, no les gusta el gris de una presencia todos los días en sus pensamientos. Prefieren el anonimato para el romance, si te lo había dicho tantas veces, pero preferiste tu terquedad de quedarse en eso de que no eres sumisa, en la pulseta de genero en un país machista. Ya ves, yo tiré la puerta ese día y tú preferiste ser la sin nombre en la vida de un mediocre.
Para ser honesto, creo que hubiera preferido un final con raticida, era más coherente con tu personalidad convulsa, pero no, terca como siempre preferiste la escena patética del gordo infiel y su mujer arañándote los pechos. Si flaca, anoche me acorde de ti, de cómo te dejé en el anonimato y como querías seguir jugando nuestro juego. Escucharás risas, ya verás y tocarán de nuevo tu piel, esta vez de lija y en algún lado, así llena de cosquillitas, verás como alguien se emociona y tu, coqueta como siempre, te quedarás abrazando su mandil blanco, sin importarte las manchas de salteña goteando sobre tu panza abierta.

jueves, septiembre 21, 2006

miércoles, septiembre 20, 2006

J.O.D.E.R


Interesados presentarse está noche en el concierto de Don Omar, se repartirán firmas, los diez primeros tendran un disco de Bob Marley, Uno de Ruben Blades y otro de Willie Colon....

lunes, septiembre 18, 2006

Gitanita..


Esta foto.....una Ro, ahí saliendo de la carpa, insultando a un Payo...

sábado, septiembre 16, 2006

Paseante eléctrico

Fue un viaje eléctrico en química congelada,
él, barbas ralas, panza de ballena y articulaciones de pelota de ping pong,
recetaba reflexiones y mensajes a lo Kung-Fu “no escribas lo que no sabes leer”, dijo
y sumergió las canas en chuflay.

Fue un viaje liviano con pensamientos místicos, con Kubrick Pavloviano en mis ojos
Alex y sus Druggos ahí tomando Moloko en la pantalla, mientras el viejo Ludwig en mute
él, calvo de dientes postizos, amigo de noches de averno gritaba su alegría:
“mi viejita se salvó, Dios me dio una señal”, decía fumando cigarro de canela y clavo de olor

Fue un viaje sereno en gotas de metanol en piel, en jarrita con hielo muerde garganta.
ella, camisa a cuadros, manos de lija y plata, cabello corto, geografía recta y menuda.
miraba desde el fondo, sumergiendo sus ojos cannabilicos en la cerveza
su sonrisa de espejo blanco, me regaló el baile tembloroso de piercings y viví...
“amo los perros, necesito coca no glucosa, ¿voy a una Rave, vienes? , dijo.


Químico, eléctrico, místico, sereno, anestesiado,
viaje en laberintos de asfalto negro
ella, revelando sonrisas a mi mirada vomitiva
él, hígado verde en esqueleto rojo, mirando por sus lentes cuadrados
Cocoroco, el Fin del Mundo, el Taxi blanco..

Fue un viaje lento, con sabor a Deja vú gastado y sin sorpresa
con cristales blancos trepando por las venas,
con guitarras furiosas del pasado,
fue un claro y líneal viaje

Cinco de la tarde y estoy seco,
con el paladar de lija, con las orbitas latiendo,
Hoy será un mal viaje, lo anuncian las hormigas en mi sangre.

jueves, septiembre 14, 2006

Losing my touch


Today I feel like Keith Richards falling down from an Coco palm, drunk, dizzy, happy...ahhhhhhhhhhh

Ain't it funny how things happen
Just as we think we've got it all straight
Everything seems to be moving forward
But instead we just sit around and wait
Seems things are in a lockdown
Nervous looks all around
Everyone is speaking in whispers
No one wants to make a sound
I'm losing my touch, yeah
Losing my touch
Losing my touch baby, way too much
Baby, get me out of here
It should be clear

Keep an eye on on your front door, baby
I'll be slipping in round the back
I just need a little, a little cab fare
And then I'll let you hit the sack'
Cause I'm losing my touch
Losing my touch
Yes I'm losing my touch way too much
Baby, get me out of hereIt should be clear, yes
I ain't going to keep it long, baby
But just long, long enough
I've got to pick up my passports
And I've got to get my stuff'
Cause I'm losing my touch
Just losing my touch, baby, baby, baby
I'm losing my touch way, way too much
Baby, get me out of here
Well it must be clear
Losing my touchYes I'm losing my touch
Yes I'm losing my touch way too much
Baby get me out of here
Keith Richards

martes, septiembre 12, 2006

Sin titulo 2

En verso eléctrico te resguardo
Duro delirio en manos de ansias tremens

lunes, septiembre 11, 2006

El Otro 11

Extracto del último discurso de Salvador Allende...(La Moneda, 11 de Septiembre, 1973)

"Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
La historia es nuestra y la hacen los pueblos.Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha.
Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."

Luego del discurso Allende, se suicidó, minutos antes Pinoche decía:

"Rendición incondicional y nada de parlamentar, se le mantiene a Allende el ofrecimiento de sacarlo del país, pero el avión se cae viejo cuando vaya volando"

Ante la información de que Allende, no renunciaría y estaría dispuesto a matarse Pinochet responde: "esas son novelas no más, ese hueón no se dispara ni una pastilla de goma"


Si están interesados en archivos de audio del golpe entren acá:

http://docs.tercera.cl/especiales/2003/11-septiembre/multimedia.htm

domingo, septiembre 10, 2006

Crónicas de a pie (Lidia)

Al final del empedrado, detrás del letrero de Prohivido horinar y hechar basura, las antenas, alineadas como espinas que coronan La Ceja, velan su suero. A la izquierda, una cuadra de cemento rojo lleno de cicatrices sirve de alfombra al numero 1000, vecino del portón negro numero 7 y la puerta de dragón blanco de la casa 100. De ladrillo, cuatro pisos y terraza con puerta de venesta mirando al vacío. En la planta baja, a la izquierda, una pequeña ventana cubierta con un visillo de flores: es el cuarto de Lidia.
En una esquina, un catre oxidado pintado de blanco descansa su espalda temblorosa. Una virgen de yeso hace guardia junto a una imagen del Santo Negro. Ella, quinta hija de la familia Sánchez, dientes filudos de roedor, muerde y araña las paredes de la esquina húmeda de su encierro. Sus hermanos, dos notarios, un prestamista y un abogado, tienen ojos de vidrio y panza cervecera. Le alquilan el cuarto del sótano y juegan al cacho su muerte. Le apagan la luz a las ocho para que la oscuridad la adormezca. No les gusta que haga ruido, que muerda con sus dientes sus vasos de cerveza, se han cansado de repetirle que no huela el lechón que cocinan el domingo. Ella sólo ríe, desde que su padre ha muerto la tienen de escombro, le han puesto tres demandas en los juzgados porque quieren quitarle su parte de la casa. Con chicanerias han horinado sus recuerdos y le han dicho que la van a meter presa.
De noche, cuenta días en el calendario Good Year que le ha regalado el vecino. Con telitas de lino le ha hecho un traje “tapa siliconas” a la chica de la foto y le ha pintado rozones en su cabello de propaganda de Wella. Cuenta minutos hacia atrás y luego dormida camina en risas de la mano del Pepe. Ese hábil panadero que sólo quiso amasarla y la dejé por la vecina que le dio tres hijos, ésa que ahora duerme en la cancha de Cotahuma, en la misma esquina que el artillero de su primo y que entre misil y misil insulta a la Lidia cuando baja a comprar pan.
Despierta temprano, con jarrito verde se moja el cabello, cepilla el diente filudo y con hilo rojo limpia sus encías. Pétalos de rosa flotan en el agua de vainilla. Tímida moja su piel detrás del clavo de olor en sus orejas. El traje sastre café, ése que usa de lunes a lunes, la mira alegre en las mañanas. Sus zapatos negros con seis huecos, como puertitas, dejan ver la media nylon “aprieta várices”, no tienen huatos, los usa para colgar la cortina y el espejo.
Escapa en silencio a las siete cada día, cuando los candados chinos de la reja caen y su hermano mayor le grita: ¡Andate! Ahí donde termina el empedrado con la sombra de las antenas escoltando su espalda. Baja. De día es contadora en librería importante, no entiende cómo llegó ahí, cuenta libros y pone precios caros. Lee de reojo, con mancha de la gotita en el vidrio izquierdo, la novela del Lechin. Oculta sus cachetes que se ponen rojos, sus manos goteando sudor ansioso en sus piernas. Cuando escucha a alguien, esconde el libro y bucea en sus facturas, pensando en el panadero que quería hacer tortas con sus pechos.
Sus hermanos le han dicho que tiene que irse, que necesitan el cuarto, no tienen dónde guardar sus papeles, dicen. Les molesta que sus dientes muerdan las paredes, que llora como sonsa y ha fregado el piso. Tiene treinta días para salir y debe tres meses.
Anoche se pintó las uñas y bajó en “mini” rojo, asiento de adelante, arropando su metro y medio con falda bien planchada y manos olor vainilla. La han invitado a una fiesta de la oficina, porque de rebote escuchó y no les quedó otra. Su mano temblorosa agarra el vaso, toma cóctel de piña, come lechón y sentada en una esquina deja que sus pies bailen saya mirando a los jóvenes alegres emborracharse.
El traje sastre se ha manchado con vino y su llanto tiene sabor a ron. Esa noche se ha olvidado de mirar el almanaque y contar para atrás, ha reído y el Pepe la ha extrañado. Esa noche no le han gritado.
De día es contadora, baja la calle, ahí donde termina el empedrado, lee su libro del Lechin, se seca las manos en la falda y, de rato en rato, toma agua, ordena facturas, pone precios y mira al suelo. En treinta días tiene que irse de la casa.

La Prensa, 10 de septiembre, 2006

viernes, septiembre 08, 2006

....¿Qué ves?



¿Qué ves, qué ves cuándo me ves, cuándo la mentira es la verdad?
...Una Huari fría, la huella de tus labios en el vidrio, un libro viejo, sol, tábaco....¡qué ganas de ser viento!

miércoles, septiembre 06, 2006

Llorona


Yo soy como el chile verde llorona picante pero sabroso, la lengua me dice voces que callan y calman tantos temblores, tapame con tu reboso llorona y llevame al río...
La llave esconde la puerta, de la casa que esconde la vela. Te busco y no recuerdo, si ya te he dado la vida llorona, ¿qué más quieres?, ¡¿quieres más?!.
No encuentro, la caja negra que guarda sus llantos y voz trémula. La llave que no abre la puerta me dice que aún mi voz esta seca. No encuentro, la puerta, que lleva a la luz, que ilumina la vela, que despierta a las palabras de las hojas del libro.
No encuentro, la luz, las pastillas, el agua. Apago estos pensamientos en calidoscopio y duermo. Los duendes escuchan el temblor de mis manos y jalan mis uñas. Mañana será otro día, encontraré la llave, la caja negra y tus gritos llorona.