domingo, septiembre 20, 2015

Absurdo ontológico



Uno es lo que es, así con miserias y grandezas y trata de reconocerse cada vez con más dificultad en el espejo, para luego bostezar su arrugado cansancio y de una buena vez escupir al inodoro lo que le perfora el alma, para ver si así, luego del vomito, se siente mejor con menos lagañas en los ojos rojos y es capaz de mirar de frente y con la espalda erguida los troncos secos de los árboles que podó la ausencia, a las semillas envenenadas de cizaña que cultivó con besos.

Uno es lo que es, un manojo de afectos, de los buenos y no tan buenos y se sabe cierto en el momento que le duele la pierna, en la conciencia del sordo chillido de sus huesos, en el acto del cuerpo que le recuerda que sigue en pie, con sus punzantes heridas, sus contorsiones y ciáticas y el músculo sigue latiendo más allá del efecto que provocan las palabras de dardo de quien antes solo pedía arrullos.

Uno es lo que es y no se muere por aquello, ni por lo otro, ni por los mocos lagrimosos que dice que sirven para vaciar la pus del alma. Uno se muere cuando le toca y punto, sentado, cogiendo o bailando morenada se muere y ya, sin tanto escándalo.

Uno es como es y así respira, ama, añora, maldice, bendice, espera, desespera, susurra y vomita y sabe que está vivo por que le duele la boca, la muela, el músculo y el hueso y seguirán doliendo y eso es bueno, o malo, o ambas cosas. 

Uno tiene la posibilidad de elegir la prolongación del tacto herido en los huesos y andar escandalizando al mundo con sonidos de matraca lastimera o simplemente guardar silencio y no decir nada, aunque lo más profundo se pueble de no actos de desprecio, no decir nada.
Uno es lo que es y está vivo, como un manojo de querencias amasadas por saudades pero tiene la libertad de callar cuando le abren el pecho con un serrucho, callar aunque se le gangrenen los tejidos de los que cuentan que está hecha el alma. Callar y sacudirse, Porque al final de cuentas uno es lo que es y si le da la gana puede dejar de ser lo que no quiere ser...
(PTA, fin del invierno, 2015)













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