Vaya saber por que, me acordé hoy del Cronopio mayor y también de aquella con bailes de Fama en la lluvia. La vì en aquellas noches humedas, con sus pies fríos en mis empanadas calientes, con sus labios tomando té de manzana.
Me acordé de aquella Rayuela compañera de encierros, de besos, entierros y soledades. Vaya a saber por qué pensé en Julio en sus palabras que son las células que flotan en mi tinta, la inevitable savia que regó mis versos y me entregó su inconfundible forma de mirar la realidad, de jugar con el humor, el box, el jazz, el amor y la ironía. Vaya a saber por que, hoy me dió ganas de reencontrarme con La Maga.
....La Maga se peinaba, se despeinaba, se volvía a peinar. Pensaba en Rocamadour, cantaba algo de Hugo Wolf (mal), me besaba, me preguntaba por el peinado, se ponía a dibujar en un papelito amarillo, y todo eso era ella indisolublemente mientras yo ahí, en una cama deliberadamente sucia, bebiendo una cerveza deliberadamente tibia, era siempre yo y mi vida, yo con mi vida frente a la vida de los otros. Pero lo mismo estaba bastante orgulloso de ser un vago consciente y por debajo de lunas y lunas, de incontables peripecias donde la Maga y Ronald y Rocamadour, y el Club y las calles y mis enfermedades morales y otras piorreas, y Berthe Trépat y el hambre a veces y el viejo Trouille que me sacaba de apuros, por debajo de noches vomitadas de música y tabaco y vilezas menudas y trueques de todo género, bien por debajo o por encima de todo eso no había querido fingir como los bohemios al uso que ese caos de bolsillo era un orden superior del espíritu o cualquier otra etiqueta igualmente podrida, y tampoco había querido aceptar que bastaba un mínimo de decencia (¡decencia joven!) para salir de tanto algodón manchado. Y así me había encontrado con la Maga, que era mi testigo y mi espía sin saberlo, y la irritación de estar pensando en todo eso y sabiendo que como siempre me costaba mucho menos pensar que ser, que en mi caso el ergo de la frasecita no era tan ergo ni cosa parecida, con lo cual así íbamos por la orilla izquierda, la Maga sin saber que era mi espía y mi testigo, admirando enormemente mis conocimientos diversos y mi dominio de la literatura y hasta del jazz cool, misterios enormísimos para ella. Y por todas esas cosas yo me sentía antagónicamente cerca de la Maga, nos queríamos en una dialéctica del imán y limadura, de ataque y defensa, de pelota y pared. Supongo que la Maga se hacía ilusiones sobre mí, debía creer que estaba curado de prejuicios o que me estaba pasando a los suyos, siempre más livianos y poéticos.... (Rayuela Capitulo II, extracto)
2 comentarios:
"como si uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas"
pero es que al cronopio mayor le sobraba la plata entonces porque sus palabras, siempre tan atinadas y precisas, nos han sabido llover...
"je ne veux pas mourir sans avoir comprir pourquoi j´avais vécu"
¡Utaaaa! Me has contagiado el recuerdo. Ahora, por tu culpa, no voy a estar tranquilo hasta releerlo.
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