lunes, octubre 31, 2005

Camaleón Paceño en Sábado (I)

11:30 a.m. Minibús a Miraflores, última fila, ventana lado izquierdo. Posición privilegiada para no ser molestado por el sube y baja de gente, aunque la llanta sin amortiguación no la hace tan estratégica para mi pluma.

Salgo a beber mi ciudad y empiezo este fluir de palabras en cada alto de semáforo, un bloqueo de garrafas nos detiene, la gente reclama, le molesta que los que no tienen jodan. Una mujer muy clase media en la primera fila protesta y pelea con el barita. Al lado mío un paceño adormilado, de canas y panza, perfuma la nuca de una universitaria con cerveza, parpadea con ojos rojos y pequeños sobre lo que escribo en mi libreta, pintoresco personaje con polera de “Los Pumas” se ríe buscando algún tipo de complicidad mía, no lo logra.

La moda, los ombligos y salteñas, estamos en la UCB. El poeta se ríe en mi libreta, miro los restos de una noche en luces, ahora en coma. Miraflores, un supermercado reemplaza a un bar, nubes de alcohol vuelan como espectros por las caras de conductores, no los veo, el poeta me los muestra y no los veo.

Agotado, con caspa ajena, el hombre de tijera roja y mandil plomizo espera y sonríe a la gente, tabaco en una mano, con la otra invita a su peluquería. Cuánta vida late en la calle. Llego a un semáforo y a bocinazos se impone mi minibús a un micro grande, metafísica paceña, Chaza, esta ciudad está llena de diminutivos.

Me dirijo a la plaza Murillo, caminando desde la Yungas, sorteando plomeros, artilleros y señoras dizque bien. Bajo por la Sucre y me encuentro con el vehículo verde, ése que moja y limpia broncas. Plaza Murillo, 12:00 y las campanadas levantan palomas, mis manos sangran al escribir; escucho el zumbar de mil balas rozando mi cabeza y mi vista se congela en el edificio blanco en frente del Congreso, en el caos de más de cien huecos, de adobes penetrados por metralla. La bronca deja huellas que nadie borra, que la gente sólo ignora, miro el cielo pintado de lágrimas rojas y recuerdo las luchas que se libraron en este lugar.
La gente no entiende qué hace alguien sentado en la plaza y sólo escribe. Leo “Sacrificado por la Oligarquía 21/07/46”. ¿Qué sintió Villaroel ante la turba? ¿Pensó algo al colgar del farol que hoy miro? Me saluda la sombra de alguna mano demagógica desde el balcón del Palacio; cruzo la calle, dos Colorados de Bolivia me miran firmes, son morenitos.

Murillo mira fijamente al campanario, dicen que es un torero, que no es don Pedro, yo le saludo igual. La sangre moja mis pies, una banda se acerca, es necesario santiguarse.Ingreso en la catedral y permanezco mudo ante el altar, saludando a mis muertos, espantando mis demonios. Afuera, los deudos de una misa de difunto cuentan chistes y se confunden con los gritos y tambores de una marcha que grita justicia para los discapacitados, gente enferma y cabreada pasa por mis ojos. La lluvia empieza a caer y reemplaza al agua bendita que faltaba en la catedral.

viernes, octubre 28, 2005

Homenaje a Bukowsky


Les dejó dos poemas escritos en distintos espacios, distintos momentos, distintas personas, pero ambos con algo en común, dedicados a Bukowsky.
El primero aparece gracias a Mariana http://mardesierto.blogspot.com/ quien permitió a mi blogg recibir a sus palabras, gracias de nuevo amiga. El segundo es mío y ya tiene un tiempo en este blogg, que los disfruten.

Buen fin de semana

I. De Mariana

Cómo ser una gran escritora, homenaje a Bukowski
(para karloz)


Tienes que aferrarte a varios hombre
salados hombres
y escribir un par de cuentos eróticos decentes
y no te preocupes por la virginidad
y los nuevos talentos.

Sólo fuma un cigarrillo,
y otro y otro cigarrillo.

Anda a la tómbola por lo menos una vez
a la semana
y ganasi es posible.
Aprender a ganar es difícil,
cualquier idiota puede ser una buena perdedora.

y no te olvides tu mar
tu música y tu cigarrillo.
no te exijas.
duerme hasta el mediodía,
evita las tarjetas de crédito
acuérdate que no hay una pija en este mundo
que valga más que un ofrecimiento de chupársela
(en el siglo XXI)

y si tienes capacidad de amar
ámate a ti misma primero
pero siempre sé consciente
de la posibilidad de la total derrota
ya sea por buenas o por malas razones.

un sabor temprano de la muerte
no es necesariamente una mala cosa.
quédate afuera de los colegios, los cafés y los museos
y como las arañas, sé paciente,
el tiempo es la cruz de todas
más
el abandono
la ternura
la traición
toda esa basura.

quédate con el cigarrillo
el cigarrillo es alma en estado fijo.
un amante continuo.a
garra una buena computadora
y mientras los ruidos van y vienen
más allá de tu ventana
dale duro a esa cosa
dale duro
haz de esa pelea un abrazo pesado
haz como la leona en la primera acometida.
y recuerda a las viejas zorras,
que lucharon tan bien:
Plath, Woolf, Pizarnik, Storni.
si crees que no se volvieron locas en habitaciones minúsculas
sin hombres
sin amigas
sin esperanza…
entonces no estás lista
fuma otro cigarrillo
hay tiempo.
y si no hay,
está bien, igual.

II Mis palabras

Querido Charly:

Gracias por la sal en mi Jack y el ajo en mis magdalas. Te cuento que sigo escribiendo y ya me duelen las yemas, el teclado no suena como tu Remington pero ayuda. Esta mañana me reventaba la cabeza y te escribi unas líneas ahi van:

¿Mis orejas? ¡son mias!

Tomá más cerveza
Gritá más veces fuerte
Escupe de nuevo en los
Pasillos rojos

Todas valen hoy más de 50
Pero no importa,
Igual reclaman,
escupitajos secos en la espalda

Revienta las letras,
gritando al teclado tu furia
Vomita palabras
Hasta que se hinchen los tobillos
Hasta que exploten las varices
Hasta que tus yemas sangren
Y los labios se expandan como rosas negras

Aunque estés quebrado, viejo, olvidado
Tabaco y Brandy siempre existen

Deja que el aire seco perfore los poros
Gritá en silencio,
Gritá hasta romper tu voz en palabras
Entonces en silencio creá
Creá en ventanales rotos

Creá con hambre, aunque estés muerto
Creá en cada seco, de limón y ajenjo
Creá en el pulso de la sangre de muchos

Creá en pie con orgullo,
aunque las tripas te apesten
Y el vinagre en los poros te espante

Creá pero no te cortes nada
Por nadie ni para nadie
Por que aún en estos tiempos
Las putas prefieren dólares a orejas

jueves, octubre 27, 2005

Melancolía

Si me gusta estar triste, llorar a mares, apagar la luz y jugar con mis fantasmas, ¿acaso no puedo, de ves en cuando hundirme?

Ron Mueck Untitled (Big Man), 2000

Hirshborn Museum and Sculpture Garden,

Smithsonian Institution, Washington. © Lee Stalsworth

Hipocrates la definió como una enfermad asociada a la bilis negra, la psiquiatria como un trastorno del estado del animo.
De los Griegos, a la inquisición, de Foucault a Lacan, más allá del Prozac, conjuros de brujos, la úña de gato y el cafécito cargado, sigue entre nosotros.

miércoles, octubre 26, 2005

A tus días


Su presente se baña de ácido,
Mi pasado es podredumbre

Su historia se quiebra
La mía no encuentra pegamento

Sus hijos velan su sueño
Mis fantasmas no dejan la almohada

Van 2,000


Ya van 2,000 y ¿los millones acribillados por tus balas en más de 100 años no cuentan?.
Pobre John wayne perdió 2,000 vaqueros en manos de infieles. Los 26,000 civiles no cuentan para Busch, son como dice "collateral damage"
¡Pinches gringos, pinche guerra!

lunes, octubre 24, 2005

Sesenta Aniversario


¡Feliz 60 aniversario Naciones Unidas!

jueves, octubre 20, 2005

Fragmentos a Camila (Versión 7.10.05)


Una noche hace diez años, nace esta historia, la encontré por azar hace unos días en la computadora y vi en ella señales de un pasado parecido al presente. Me propuse desenterrarla y ahí surgió el dilema de mantenerla intacta o rescribirla con ojos de hoy.
Decidí no hacer nada de eso y opté por darle la palabra esta vez al personaje excluido, Camila, para que mire desde el otro lado del espejo lo que Sebastián contó.
Queridos lectores, una primera historia obviando las cursivas es recomendada, luego podrán leer todo junto o jugar como deseen con el texto.


Paul

Eran las 10:45 me aprestaba a descender velozmente las gradas del montículo, guiado solamente por la verde luz del motel de Sopocachi, me detuve un instante y me dije: "bueno, Sebastian, sacude tu cerebro y que el alcohol no confunda a tus patas" al fin de cuentas hoy era el día 16 de mi juramento de abstinencia y como todo buen mortal, con la ayuda de Camila, dejé olvidada mi palabra en el desván de la abuela.

Era la Presbitero Medina, la luz golpeaba de reojo su mirada, Sebastián salió gritando de mi casa una sarta de insultos y decidí seguirlo. Vi que entró al viejo bar de la esquina, seguro por el singani del estribo y para una de sus charlas improductivas sobre política y libros con algún otro zombi. Siempre fue un cobarde y nunca lo reconoció, prefirió esconderse en viejos tugurios antes que construir una historia a mi lado.

Me disponía a emprender mi largo viaje hacia la calle Sucre, cuando súbitamente el estruendo de un trueno me devolvió el alma al cuerpo, encendí el último cigarro que guardaba en el bolsillo y comencé a aspirar el humo en bocanadas interminables, como una forma de conjurar un extraño embrujo.

Me cansé luego de una cuadra de seguirlo, de correr detras de él y sus gritos, así que me paré en un arbol y me quedé un rato mirando lo que hacía.
Vi que quería encender un cigarrillo, como siempre no encontró el fuego, solía usar solamente fósforos, por que le gustaba impresionar con el truquito ese absurdo de encender el fuego con una mano. Se la pasó buscando en la lluvia una hora los fósforos y el Derby que me robo de la cartera, lo conocí manguero y sigue igual.

Continué mi recorrido nocturno por las calles paceñas, por cortos y sinuosos senderos que me conducirían a mi destino, no importaba la ruta elegida, si al fin de cuentas llegaría de todas formas. El tiempo es irrelevante cuando no hay quien grite tu ausencia y cuando no existe el alma nocturna a quien saludar y darle de comer un verso.

Luego qúe el se fue, sentí la lluvia besando mi ciudad y mi piel. Mientras caminaba a casa, daba vueltas en la pregunta de ¿cuál la razón de ese poema mío en la servilleta?. ¿Qué hacía yo una mujer de veintidos con un fracasado de treínta que solo escribía y de paso mal?.
Más allá de mis aires de mujer seductora y de autosuficiencia, Sebastián me despertaba la piel con las palabras, con ése su mirar retorcido a mi escote, mientras me recitaba algo de Girando o me hablaba de que en La Paz es posible encontrar una mujer que vuele
.

Eran ya las primeras horas de la madrugada, la verdad que hace años olvide la formula del tiempo, sin embargo sabia que ya era la hora, como lo decía el estomago y el dolor de cabeza. Luego de caminar por el silencio y compartir el frío con fantasmas, llegue al pequeño cuarto que amablemente me arrendaba doña Ema, a cambio de sonrisas matinales y de compartir soledades, dándole cuerda a su antigua vitrola.

Poco después de conocerlo empeze a enterarme de su afán por dormir libros ajenos. Recuerdo una mañana que fui a pedirle mi ejemplar de Felipe Delgado, el que hace un mes me debía, ese día conocí a la señora con la que vivía. Se llamaba Ema, estaba sorda y se me quejaba que la luz del cuarto del Sebas, prendida toda la noche, no la dejaba dormir y le daba siempre al ojo. Ema, está sola perdió a sus hijos y su gato, me contó que la presencia de este tarambana la ayuda a distraer la cabeza, aunque seaun bueno para nada, por eso de vez en cuanto piensa en otro inquilino que por lo menos sepa cambiar focos.

La verdad es que no entendí nunca como esa señora prefería aquel aparato ruidoso y destartalado a la radio a transistores que le había regalado en navidad, tal vez porque esta no tiene el aroma de su infancia y no emite sonidos in entendibles y mágicos, como sus sueños y recuerdos.

Me mostró una radio ordinaria ,que jurando que lo había hecho bien, el Sebas le regaló.
Las pilas se gastan con facilidad me dijo, con suerte podía escuchar al compadre Palenque al medio día apuntando la antena a los cerros. Luego me mostró la radio que el Coronel Risueño, héroe del Chaco, le había regalado, esa radio a lámparas que funcaba en el único enchufe 110 de la casa, me dijo que era la única que servía.

Mi cuarto era pequeño como mi vida, es decir contaba con lo necesario para garantizarme un refugio frente al viento y las sonrisas. Entré lentamente para no perder la costumbre de no molestar a nadie, al fin de cuentas, cuantas cosas se te quedan sin saber porque. Me senté en la cama y luego de desvestirme, fui hacia el mueble que tenía en la esquina y busqué algo para leer, pensé en una novela, pero acabé tomando un diccionario, no pensaba meterme en líos literarios luego del alcohol y poesía tomados en casa de Camila.

Antes de acostarme me asomé a la ventana y vi que los perros salían en busca de comida, era un mal presagio, ya que pronto amanecería. Luego de leer tres definiciones con la letra a (abadía, abanico, abarrotes), me sentí lo suficientemente estúpido para intentar dormir un par de horas.

Luego de ver como se alejaba el Sebas, volví caminando a casa, con ese dolor en la panza mezcla de óvulos alborotados, ron barato y ganas de anticucho. Para mi mala suerte olvidé la llave y no quería que además de los insultos mis viejos tengan que aguantar que les toque el timbre.
Luego de darle vueltas decidí subir por el techo del vecino, para lo que tendría que distraer al gato y a los perros de mi mamá y asegurarme que la calamina no haga ruido. Rezaba mi padrenuestro concentrada, con la esperanza que si llegaba a mi ventana antes de terminarlo, estaría sana y lo más importante sin haber despertado por segunda vez a mis viejos. Pensaba también tanto esfuerzo por alguien como él y en que si realmente me hacían falta sus palabras o era solo eso de sentirse querida, no olvidada, por ultimo violada voluntariamente con poemas y ron, lo que me mantenía en esta historia.

Eran las 11 de la mañana, me levanté de un salto y luego de algunos minutos, mi mente se empezó a poner confusa y volvieron las imágenes de la casa de Camila, ¿qué pasó luego del último vaso de ron?, solo me venían algunos flashes , "un vals, un son, Fito, los Doors, canta Camila, baila Camila..." ; volvamos a empezar "su velo, los Doors, la última bocanada verde, el último embrujo conjurado".

Al día siguiente, me negaba a abrir los ojos, sabía que iba a encontrar el desorden por el suelo pero tarde temprano debería, como decía Mafalda, bajar al mundo. Me levanté con el pijama seco de sudor y vi la realidad de mil colillas tiradas por el suelo. Encontré el libro que habíamos leído juntos, ese poema del Guillermo que te hablaba del diluvio y los suicidas, eso de Llojeta, la ciudad, la historia mil veces contada de que anticipó su muerte y no se que más pajas.

Al final no me interesaba nada de está relación de tire y afloje, de chicle mal mascado y ron de madrugada, por lo que me levanté decidida a cortar todo de una vez. Empecé a elaborar poco a poco la forma de hacerlo sin que duela, eso sí, me quedaba claro que noche antes ya había dado mi primera pista.

Caminé en círculos algunos minutos, escapando de la resaca y la mala memoria y luego empecé a desojar mis vestimentas como desenterrando imágenes o espantando animas y cayó de uno de mis bolsillos una servilleta sucia y rojiza, en la que se podía leer estos versos:

Hay caminos de siniestros,
Verdes puentes, verdes
vientos.

Sola niña, niebla oscura
Canta al aire tus desvelos.

Dame un trozo de tu aliento
canto dulce, mar amargo,
Días largos, aún te siento

Te recuerdo como el viento,
Frágil pena en mi letargo.

Camila

Nunca la entendí del todo, conocía sus encierros y lamentos, pero sin embargo no supe de sus muertos, después de todo, ambos éramos sólo dos sombras sin sentido, un hilo de palabras, un universo absurdo para mantenernos vivos. ¿Qué eras tu en mi Camila?, sólo lo imaginario de mi canto y tu recuerdo. ¿Qué era yo en ti, sino la palabra, que apretabas en tus dientes para resguardar tu insomnio. Sebastián, Camila....que extraña pulsión nos mantuvo con vida.

Hay Sebas, que típica resultaba la escena a tu lado, jugando a esa completitud que te da leer poesía luego del sexo, aprovechabas que me tenías ahí toda liviana y desnuda, para decirme boberías y alimentar esos sueños de absurdo y vació, esa náusea que solo dibujaba mi cara a tu lado.

Cuantas veces tuve ganas de sacarte de una patada de mi cama y que la alfombra se abriera y te tragara, pero ya ves seguía contigo, con aquel ebrio fracasado que no me escuchaba.

Por eso es que decidí dejarte, me cansé de mirar tus ojos blancos y de santiguarme y terminar el padrenuestro antes de que eyacules como única forma de asegurarme que el almanaque funcione, como única forma.
Si Sebitas, sí en algo tenías razón era en eso de dos sombras sin sentido, “tal para cual” o mejor cada cual igual de gil.
Era así contigo te odiaba con el alma, pero te suplicaba que no te vayas, era como si mi vulnerabilidad al estar adormilada, fuera la llave a mis cerrojos. Era lógico que te rayaras y que después, caminarás en círculos haciéndote preguntas, si luego de hacerme la buena, corría al baño a escribirte un poema en una servilleta y lo manchaba con carmín para luego dejarlo en tu bolsillo, que manía de joder la mía, de jugar a llenarte de rollos la cabeza. ¿Es qúe no te dabas cuenta?, lo único que quería era espantarte.

No se por que esa noche por algo supe que aquel poema iba a ser el último…” Sola niña, niebla oscura Canta al aire tus desvelo”, esa parte me salió bien, lo copié de algún poema de Lorca que leí de niña, es más que seguro, pero quedó bien para mostrarte lo que al final yo quería, para gritarte sutilmente mi plan.

Si mi Sebas, era hora de volcar la pagina y poner una respuesta a todas tus preguntas, al final tanta vuelta tiene que dar una mujer para las cosas simples, solo te estoy usando, me entiendes, me hace frío, me asustan los perros y los truenos, no quiero un invierno sola y tenerte ahí es mejor que un oso de peluche y nada más.

Pasé el resto de la tarde descifrando aquel poema, ya se que era absurdo, sin embargo lo intentaba, me moría por estrangular aquellos versos en mis manos una y otra vez, significar aquellas rimas, matar aquellas letras. Sin embargo, cada vez que lo intentaba la sombra de Camila se acercaba, el mármol de sus dientes, el vacío de sus ojos y el frío de su espalda me envolvían. Nunca pude descifrar aquel letargo, mucho menos el viento en sus pupilas. Después de todo, Camila era sólo eso, una amarga letanía, un Deja Vu que volvía continuamente, aún en este encierro.

La verdad que no recuerdo, el momento en que el azar hizo que me topara con Camila en aquel bar de dos por dos hace ya más de seis meses, Yo andaba algo obnubilado por el ron y los humos dulces de la noche. Ella como siempre blanca y silenciosa, como una maldita culpa, jamás levantaba la mirada sin una sonrisa hueca y me dejaba entrever el brillo húmedo de sus pupilas, entre sorbo y sorbo.

Nos miramos, bailamos un rato, fumamos algo y reímos juntos. Recuerdo con claridad su pantalón hippie que le dejaba las nalgas libres, su blusita hindú blanca, sus collares, y esa trenza mal hecha con la que jugaba, cuando sus ojos pequeños se miraban en los míos.

Solo caminamos aquella noche, desde el viejo bar a su casa, hasta que la noche nos agarró. Yo jugando a sentirme héroe espantándole los perros y ella a la princesa indefensa.

Esa tarde no hice más que revisar mis cosas, encontré los papelitos cursis del Sebas, esa camisa de papel hecha con una cajetilla de Camel que me regalaba cada vez como forma sutil de decirme ¿nos quitamos la ropa?, sus poemas tan mal escritos que no se por que guardada, esa foto con gotas de refresco de aquel viaje al lago en la peta de su tío, yo que odiaba las putas petas, ahí en una incomoda yendo a comprar truchas y matándome de risa de su miedo al agua, en fin tanto de él guardado sin sentido y oliendo a rancio.

Termine cansada, luego de limpiar las manchas de mis sabanas, mi cuerpo y el foco rojo aquel de mi corazón gastado, todo lo que era del Sebas quedo en esa cajita manaco que guardaba desde los ocho años.


Todo quedó listo, mañana sería otro día y luego le pediría al río que se lleve sus chucherias de paseo y después desaparecería.

Camila era en sí un canto de palabras, un poema vivo, tal vez por eso no podía soportar que la carne sea una con el verso por eso decidí poner fin a ese conflicto y conjurar el último de los embrujos, el de Camila.

Dormí, luego largamente pensando en sus palabras, esperando el encuentro la nueva forma con que mañana echaría sal a mis heridas y la vi claramente llorando en mis sueños, bailando así como la primera noche.

Eran las 6 de la tarde, luego de dormir todo el día, decidí ir a buscar a Camila. Doña Elena dormía en el balcón, había calentado las encías al sol como todas las tardes. La casa estaba en sombras y yo no hacía más que huir de la imagen de Camila, del olor a locura barata entre sus sabanas. Aún me acompañaba el letargo de su encierro, tal vez por eso era necesario llevar a cabo mi plan, concluir el nudo, encajar la última pieza de este nuestro rompecabezas.

Aspiré una profunda bocanada de valor y amargura a mi cigarro, recogí algunas cosas imprescindibles, su poema, mis guantes y me dirigí a terminar el dilema de Camila. Después de todo ella había nacido con el verso, su mirada sola era luz y armonía, Camila era el mejor y el más prohibido de los pecados, carne en verso. Era el deseo penetrado por la palabra y yo debía resolver el embrujo, debía garantizar el equilibrio en su alma.

Bajé en trufi como siempre y me quedé en la 8 a la altura del Regimiento, luego abrí un hueco a un lado de mi cajita y caminé por el costado del río de subida, dejando que el viento se lleve las cosas de mis tantas historias, entre ellas los papelitos del Sebas y más. Subí en unos 20 minutos hasta Obrajes, llorando y pensando la forma de salir de este hechizo de esta maldita contradicción y falta de equilibrio. ¿Por qué tanto rollo en mi cabeza? si, era solo una changa de veínte viviendo con mis viejos y listo, ¿por qué tanta bronca?.
Llegué a casa, con hambre y ganas de algo trivial, una película, llamar a una amiga, contar chismes y cosas de mujer, ir a ver ropa, leer una revista boba que me muestre el mágico mundo de mis estrellas, algo así.

Pese a toda esa claridad y determinación no pude con mi carácter, lo llamé al Sebas. Contesto pausado con esa voz rasposa de chaqui y me dijo que estaba en la callé camino a mi casa y tenía ganas de leerme un último poema y que quería hablar conmigo seriamente. Pensé entonces aliviada que todo iba a ser más fácil que había entendido por fin que lo usaba, que terminaría todoa y yo quedaría bien parada como la mujer dejada. Luego lloraría, contradictoriamente lloraría, fumando un L&M con alguna cuata y escuchando la típica, “hijo de puta todos son iguales”.
Luego de eso bastaría un rato más de llanto, y al día siguiente, nueva vida, nuevos sueños, nueva Cami.

Aquel instante no fue ni mágico ni terrible, fue natural, fue cerrar el círculo por siempre, Camila sonrió, con calma y llana simpleza, esa pálida y maldita sonrisa, irresistible pero venenosa me inundó y lleno de cólera y súplicas. Lo demás fue simple, Camila siempre fue una amante del dolor, una buena mujer. Me mantuve firme en el abrazo, no dejé que mis lagrimas salieran, este corte era necesario, por ella, por sus fantasmas, por ese su verde letargo.

Cuando llegó el Sebas, todo era como siempre a la vista, el con su abrigo negro desteñido y sus manos en el bolsillo, seguro me miraría me daría su poema, luego tendría que aguantar un reproche y la típica que no lo valoro, que se raja, para luego irse llorando. No, esta vez iba a ser diferente, el cuchillazo se lo daría yo, sería bien torpe para que le duela y no se arrepienta luego y después le daría un beso de esos tímidos en la boca para cerrar la historia, al mejor estilo contradictorio de Camila.

Camila se había convertido en un peligro, una amenaza de destierro y desvarío yo no podía permitirle tal dolor, es por eso que separé el verso de la carne para perpetuar en mi su pálida imagen sin temor, sin palabras ni desengaños.
Hoy su carne está en mis versos, su desvelo hoy ya no es más, Camila cruzo el verde puente y se que hoy puede mantener su sonrisa, perder su mirada en el horizonte, dejar que sea una con el viento, como siempre debió ser, como debe ser para hacerle honor a una mujer etérea.

Bajé las gradas, me puse una sudadera sin sostén como le gustaba, solo para joderlo en la despedida, lo miré sonriente y cuando acercó su boca a mis labios le di con contundencia la mejilla. El me miró, con asombro creo yo, leyó el poema que noche antes le había dado y repitió dos veces aquello de frágil pena en mi letargo. Me dijo todo estará bien y me abrazó.

Quería decirle muchas cosas, tenía que decirle que no me importaba que me dejara que en realidad era yo la cansada de él y repetirle con ganas eso, de “perlas a los chanchos” que en realidad yo lo dejo a él y quien sabe que cosas más, pero no dije nada, no pude hablar.

Debo confesarlo, traté de hacerlo, pero el sabor a hierro en mi garganta me lo impidió, el no dejó de abrazarme, en ningún momento, yo no dejé de mirarlo mientras las sombras se acercaban.
Poco a poco, mis piernas se entumecieron, el dolor en la panza pasó a ser un ligero alivio y mi cuerpo se empezó a poner liviano.
Conté uno a uno los pelos de su barba, traté de mirarlo con bronca, pero no pude, esa su única lagrima tonta cayendo no me dejó, recé mi padrenuestro como siempre, cerré los ojos y me dormí en sus brazos.

Cada día la busco en mis palabras, por si algún resto de su piel maquilla alguna rima, aún intento descifrarla en sus versos sellados de alcohol y sangre, esperando el día en que me rescate de este encierro, que despoje mis versos de la sangre y me lleve a caminar por el mar de su silencio. Yo se que Camila vendrá, siempre viene a inundar las frías paredes de mi celda, con su canto y su letargo, con su amarga letanía, viene y me da las gracias, por haber hecho lo correcto, por haber leído sus pensamientos.

miércoles, octubre 19, 2005

Adan y Eva (Todavía)


Ayer pese al húmedo frío primaveral paceño y la incomodidad de la Sala del 6 de Agosto, disfruté en el festival de cine latinoamericano, que por estos días tiene lugar en mi ciudad, de la opera prima de Ivan Avial Dueñas "Adan y Eva Todavía". La película es "freak" como alguien me dijo ayer, o se puede disfrutar mejor si antes fumaste algo me dijo otra persona.
En lo personal fue una experiencia única de sumergirme en una increible fotografía, música y poesía en imágenes.
¿Qué pasaría si la maldición de Dios a Adan y Eva hubiera sido vivir en la inmortalidad? en pocas de eso trata la película.
Como dice el director, fue un ejercicio de hacer cine sin un guión previamente muy elaborado, con dialogos cortos, donde los recursos visuales lo ocupan casí todo y con dos actores que se fueron enterando de que se trataba la película a medida que la filmaban.
Muestra en imágenes, demasiado crudas y fuertes para algunos, eróticas y poéticas para otros, la carrera desesperada en busca de sentido de Adan y Eva que deben vivir la maldición de la inmortalidad. El tedio y el asco de existir los lleva a vivir y explorar los limites de sus capacidades y sexualidad hasta el hartazgo en él siglo XXI.
La película si algo recibirá por parte de quienes la vieron será adjetivos, desde lenta, rara, caótica, freak, minimalista, lacaniana, obscena, mala, etc, pero más allá de los adjetivos, veanla y a los que ya la vieron ¿qué les parecio?.
Personalmente me quedo con la escena de Eva sola esperando amanecer en México, envuelta en una colcha y con esa forma de retratar el tedio y el vacío de una existencia eterna.

Para saber más: http://www.adanyevatodavia.com/home.html

martes, octubre 18, 2005

2 años



Viernes 17 de Octubre por la noche, escuchaba el discurso de Mesa en la tele, mientras mi hijita dormía en su cuna ajena a lo que pasaba en la casa y en el país. Yo intuía lo que dos semanas después ocurriría en mi vida y sentía que ese Octubre era el principio del fin de más de una historia.
Un presidente salía por la puerta de la cocina, su mujer se preocupaba por llevar sus joyas y los marineros que le habían jurado lealtad como su Almirante, saltaban del barco como sea. Al día siguiente juraba otro presidente, el segundo en el barco, ¿no era lógico acaso que el capitán siga al Almirante hasta el final?
67 muertos registrados, más de 200 heridos, ¿culpables? ¿Los dirigentes que los llevaron a marchar?, ¿el gobierno que no dudo un segundo en meter bala? ¿Nosotros bolivianos que nos hicimos mamar en las elecciones?
Sea como sea, aquel Octubre del 2003 cambiaron muchas cosas en este país y la casualidad, hizo que también en mi vida. Ni bien terminada la guerra del gas, empezó mi guerra personal, que hasta hoy continuo, la lucha por defender la seguridad de mi hija. No olvidemos Octubre, no olvidemos la sangre y no nos dejemos mamar otra vez.


lunes, octubre 17, 2005

De cómics y marineros

Cuatro de la tarde calle Ecuador, la gente rodando como bolitas de lana por la Belisario Salinas. Salgo caminando de una reunión y me detiene una puerta que dice “pase Club del Cómic”, entro y veo cómo dos señores leen el Corto Maltés, mientras un viejo blues los arrulla.

Luego recorro una exposición en paneles de El fanzineroso, cómic irreverente e interesante. Me detengo en una historia de tres planas que narra cómo un dibujante de cómic pierde la inspiración y sale a caminar, en eso se encuentra con un hombre, luego de increparlo e insultarlo en aymara, le obliga a aceptar unos periódicos viejos. Acepta y descubre con sorpresa un dibujo incaico, en el que aparece él con un lápiz entre dos incas. El aparapita desaparece riendo, sólo queda él y el dibujo, en el último cuadro el dibujante mira con ojos inyectados de tinta y apunta con la pluma diciendo ¿quieres que ahora cuente tu historia?

Se me hace tarde, vuelvo corriendo a la oficina y en la puerta me detiene el conserje, me dice que un hombre hace rato que quiere hablar conmigo; viste un saco café de esos de solapa larga, camisa verde a rayas con cuello raído y sucio, poco cabello, tres dientes inferiores y ojos claros inyectados de rojo.Me habla unos minutos del país, la política, el clima y luego me pide una colaboración. Cuando le pregunto a qué se dedica, infla el pecho y dice: “soy marino mercante”.

Me cuenta que está casado con una africana, que tiene cuatro hijos y es un cafetero bárbaro, aclara que no le gusta el alcohol y que vino a verme porque la situación está jodida y decidió pedir un aporte voluntario.Está claro que me eligió al azar, ¿o no? Conversamos, me sale el complejo de burócrata y acabo haciéndole una entrevista de reclutamiento. Le pregunto si tiene un oficio y me responde reilón, “ya le dije, soy marino, pero con esta crisis, ¿quién necesita un marinero? Dónde me van a emplear, a ver, dígame usted”. Vuelve a mi mente la risa del cómic, al ver sus pupilas dilatadas y creer escuchar sus insultos silenciosos a mi corbata.De pronto dice, “usted respetable señor, en mitad de su vida laboral, tiene un oficio claro supongo, ¿qué puedo ofrecerle yo?”.

Vuelve a mirar, ahora con sarcasmo, y me pide unos pesos para un café, es mi único vicio, me dice. Sus uñas con un tono violeta y su aroma a desván vacío me acorralan, le doy diez bolivianos y responde, “redondearemos a veinte”. Le doy quince y lo invito a volver, pero ofreciéndome un oficio, no sin antes lanzarle una perorata sobre la dignidad, el trabajo y otras pajas.

Me repite “soy marino mercante, los políticos urdieron un plan malévolo para quitarme mi empleo, soy un cafetero bárbaro, ¿y tu? Dime algo de ti ¿o prefieres que ahora yo cuente tu historia?”. Se ríe, escupe y se pierde entre la multitud de la ciudad, mientras el viento me muestra la marca de mi corbata.

miércoles, octubre 12, 2005

Me escape por que quería aire


Me fui por que quería un poco de privacidad, respirar algo de aire fresco, soy el 28 en la cola para dormir en la hamaca, así que quería una cama de verdad, una piel que me acaricie y un trago que tomar. ¡Juro que no vuelvo a robar!

CINEMA PANOPTICUM

¡Leanlo!, corran y búsquenlo, en La Paz, lo pueden hojear gratis en el Club del Comic "Belisario Salinas y Ecuador" y por internet lo consiguen por solo 40 $us jeje.
Un cómic bien logrado, ilustraciónes en blanco y negro de mucha calidad, muy Kafkiano, muy Gore, muy bueno...lo leí el otro día y me quedo con "El Hotel" y "El Luchador"

Charque y sol

Seco asfalto en tu noche fría
Seca el alma, en olas inestables
Taladrando tu irreverencia me encuentro
Venas rojas de sangre hirviente en furia
Venas muertas en tu frente negra
Muerta mi impaciencia en tu arrogancia
Carne seca en cada paso que dejo
Carne verde en el desván de tu memoria
Clara la luz en mis pupilas rojas

lunes, octubre 10, 2005

Vuelvo a la batalla



Hoy empiezo una dura batalla y necesito tener la espada templada, el corazón firme y los ojos de cara al sol. Ya entiendo lo fácil que es ofrecer el pecho a las balas cuando tienes una razón más fuerte que tu.

Hoy cualquier cosa es poca al lado de protegerte, cualquier razón es nula frente a salvarte de la sin razón, hoy empiezo nuevamente la batalla y no tengo miedo a la sangre y a la injusticia.

Feliz semana mi pequeña, a tí estas líneas que te regalé hace un tiempo:


Sucede que hay días que me siento
Muerto, con un horrible olor a formol
En los pies y el entretecho

Hay días de espuma que brotan grises
En que lágrimas empujan por salir
En que la palabra dura no las deja
En paredes de verso distraer su camino

Los más me arrancó el dolor con
Uñas gastadas y no me alcanza
No se puede, por que el
Fracaso golpea,
Por que este dolor es mi más dura
Estrategia

En esos días, me salvo
volviendo a tu recuerdo
A tu dulzura de parques
A tu mano tibia y palomas libres

Entonces el formol se esfuma,
vuela liviano de repente
Y todo se inunda
Y un cómplice perfume a vida llega

En esos días decido ducharme
Darme un baño de jabón y esperanza
Para esperarte puro y vivo
Para darte mi más grande energía
a ti sangre mía.

jueves, octubre 06, 2005

Paz


Limpio, en pie y claro con los ojos congelados en un mar blanco de sal, en la línea fina de un horizonte que me llama.
Congelado, con los pies quemandose en mil puas y los ojos gritando en el reflejo,
me sacudo la sal del cuerpo y empiezo a correr, consciente de la inmensidad y este presente

miércoles, octubre 05, 2005

Hoy no quiero

"Tengo una soledad tan concurrida tan llena de nostalgias y de rostros de Voz"

Esta noche no quiero irme a casa, no se que haré con tanto espacio vacío con tanto eco en las paredes, con su risita revoloteando por el techo, no se que haré con este encierro que construyo, pero ya se hace tarde y debo irme, la noche cae en mi espalda y hablo de aquella que ambos conocemos, la del otro lado, la verdadera, purificador y maldita

Dos patas de mi mesa


I.

La mesa donde escribo, la silla donde leo, los detalles agudos y sangrientos de este presente, van dando paso a tanto polvo muerto, tanta angustia no resuelta. Te veo entre papeles, prisionera, y sangrada, recordándome la lucha, entre cuentas sin pagar y la borra de café.

Te veo desparramada entre versos mudos, órdenes de pago y agendas llenas de buenas intenciones. Entonces rescato tu mirada de esperanza y vida de almanaques con tinta esmeralda, verde de esperanza, verde de podredumbre.

Con rabia voy pintando el pasado y dando paso al nuevo presente. Estas hoy en la mesa vacía que guarda tu risa y tu llanto alado, los golpeteos tibios de tus manitas dulces. Estas ahora en estos labios cansados de gritar el asco, en esta angustia que rompe mis puños en este fracaso hecho ruina. Estas y eres la madera de la mesa donde escribo, la astilla de la silla donde sigo, la espina de la cruz que hoy construyo.

II

Mesa firme, mesa dura, mesa de astillas sepia, mesa que sostiene estos huesos, sangrados y llenos de musgo. Palpo mi futuro y mi silencio en tus pilares firmes,. De pie te miro y voy enroscando mi carne en tus esquinas de curvaturas claras, para esconderme del mundo, cubrirme de la lluvia de dardos que caen impasibles a mi caparazón oscuro.
Vuelvo y me quedo en silencio en el cúmulo de papeles viejos para ser otra vez un humanoide alado viajando a antiguos campos, firme y preso en tu estructura rígida de caoba pulida.
Mesa donde juego a perseguirte, me encojo, me hago oruga, vuelvo en culebra y paseo por las cuatro esquinas que te sostienen. Empiezo reptando firme por tu pilar de ensueños para taladrar luego con mandíbulas de termita tu pata sincera. Revoloteo entonces, cual insecto aprisionado, dándome de golpes en tu esquina de cordura; luego me levanto y caigo en picada para estrellarme en tu pata agridulce, en la suma de astillas que sostienen tu estructura y ser madera en tu pata de locura.

martes, octubre 04, 2005

Mis heroes

¿Dónde fueron a parar ellos?, paladines de la justicia, super heroes, alter egos de tantos, gracias a un amigo caricaturista me enteré ¡ahí están! Mandenles una postal de los viejos tiempos, y un DVD con sus mejores aventuras ¡por favor!....


lunes, octubre 03, 2005

Me gusta lo triste


El Prado siete de la noche, bajo esquivando vendedores y más de uno que se abre paso a codazos. Cuando mis líos mentales están a punto de explotar, me detengo a escuchar el dulce nostálgico de un hombre tocando su trompeta. Lo miro y sus parpados hechos puño me dan la señal, está ciego y agazapado entre la pared y la puerta de un café. Luego me enteraría que se llama Santiago y desde que nació es ciego y como dice toca más por placer que necesidad.

Mientras lo escucho, hago un recuento de monedas en el vaso de margarina, “el cover” hasta ahora Bs. 2.30. El ruido de monedas en el plástico no altera su concentración, sólo sangra, lo que el plomo de sus pulmones llora, en memoria de la tos seca de su padre en la mina.

Santiago nació en Oruro y vivió en Caracollo, vino a La Paz, cuando se dio cuenta que en la mina no tenía cabida. Sus pulmones no huelen a estaño y en su trompeta su saliva dibuja aires de Memphis en Huayno. Le pregunto sí conoce el jazz, sí alguna vez escuchó a Charly Parker y prefiero callarme, al darme cuenta que peco de pedante y vuelvo a sentir como su música, arrulla mis maleficios en un lunes con frío y silencio.

Santiago “se está”en su música, como diría el poeta, y yo en el silencio de mirarlo con respeto. Su trompeta calla, las bocinas son su aplauso, será un día de éxito tiene ya 3, 60. Le pregunto por la canción que me movió las tripas y me dice que no sabe de quién es. Un amigo hace años se la grabó en casete y le habló de un tal Sinatra. Hace tiempo su aparato no funciona y sólo tiene la melodía en la cabeza. Suena sin duda a Jazz, a lamentos negros, pero él no lo sabe, me dice que la toca por que le gustan las cosas tristes y al salir de su trompeta espantan cualquier mala suerte.

Me cuenta que grabó un disco, en un proyecto de músicos de la calle: “Bien me ha ido, hemos vendido todito, pero no lo he escuchado por que no tengo aparato para Cidis”. Luego se calla y toca la trompeta buscando con los dedos su forma, ¿de qué color será la música que toco no? Me dice, no se que responder, sólo lo miro, ahí tanteando el borde de sus monedas antes de llevárselas al bolsillo.

La gente camina rápido, hace frío en La Paz y es primavera. Me despido, con la promesa de volverlo a ver y recibir un disco suyo. “Por ahí nomás me vas a encontrar, no paro en ningún lugar, cuando me canso me siento y toco”.Se queda tocando un bolero de esos de caballería, yo camino esquivando empujones, mientras mi cigarro quiere ser trompeta y mis ojos tratan de adivinar el color de la música.

Se queda tocando un bolero de esos de caballería, yo camino esquivando empujones, mientras mi cigarro quiere ser trompeta y mis ojos tratan de adivinar el color de la música.