miércoles, abril 25, 2007

Shuffle III


I

Tu amor cambio mi vida por que todo lo que te hace bien siempre te hace mal, me cambiaste como ese rayo, con todo lo que fué y será le dice y luego eso de "dame la muerte chiquita" dejan de cantar y se besan. La muerte no llegó por lo menos no la larga, apareció la liviana, la de carne y piel con piel. "Ces´t notre petit mort notre vie" le dice, con esas erres arrastradas tan a lo seudo franchute. De golpe, en las sabanas de lija, en su ombligo, aparece la sombra de aquel silencio negro de pieles temblorosas y la muerte chiquita llora, mojando sus pálidos vientres y se queja y los despierta. Luego ella morderá timidamente su hombro izquierdo y con un aullido arañará la noche oscura, "le petit morte" durará hasta que estornudes mi cuerpo le dice y luego la realidad secará mis palabras y mi vientre. El se queda, mirando la sombra de su espalda bailarina...un, deus, troix, fermer.... piensa, mientras juega a ser nuevamente alfombra, a beber el baile de su cuerpo en su abdomen gastado y volver a ser muerte, eternidad en dos segundos a su lado. Después ella se quedará en la dispersión de la pared blanca, curando rajaduras con sus pupilas temblorosas; él permanecerá estático, en ese vacío que se inunda de risa explosionada y se quedará, en los sentires con sabor a vino, entendiendo en la muerte la señal de este romance sin nombre. Ella morderá otra vez la almohada, para rescatar esas palabras que escaparon en el orgasmo y soplará al viento eso de yo creo y con eso basta.

II

La guitarra en acordes básicos y la bateria que entra con fuerza, mientras el viento rebota en la ventana..I´m a passenger and a ride and a ride...Iggy pop en el aíre y la imágen de la espalda de la cocaine fatal femme en el cuore, vuelve de nuevo a reventar su cabeza como Play Station. Recuerda la sabana lila besando sus mil vellosidades tornasol que temblaban en cada ronquido y vuelve a la ciudad, mientras la memoría le regala esa imagen canela con tatuaje de sierpe en el tobillo derecho, vuelve y explota en las calles de "Sohocachi" . No para, la velocidad acelera sus venas y el motor envuelto en coca rebota nuevamente en el pecho.

Entra al lugar de siempre y se vuelve a conectar con la mirada de colirio ardiente, con aquella de mar seco en los ojos. Luego sale y se pierde en la oscura línea roja, el taxi lo lleva al norte, al monumento circular rodeado de funerarias, donde espera la de 19 y medias negras, la que a cambio de 100 lucas hace limonada con tu cuerpo. Comen un choripan, entran a una de las tantas funerarias, velan a algún muerto desconocido y entre café y café despiertan al deseo. Luego, para hacer hora, caminan, se pierden rumbo a la gran plaza cuadrada. El viento los lleva al norte, a la casita equilibrista de ladrillos donde nuevamente velarán su propia muerte.

III

I´m singing, la, la, la dice el Iggi y entonces otra vez "take a walk on the wild side" y nuevamente los muslos transexuados abriendose paso entre los postes, She/Male abordando el viejo taxi. Olor a Pachuli y las cejas despintadas de tanto succionar lo saludan. El recuerda la impaciencia negra, cuando le pedía el viejo anhelo del camino trasero y ríe. El espejo refleja el tóxico y en sábanas almidonadas cae dormido. Luego despierta, pupilas de caverna y venas temblorosas pero con la serenidad de que la última caricia estará colgada en el ropero, en el cajón numero tres, hasta el día del reencuentro, hasta volver de la agonia abstinente. La ciudad de día le muerde la cabeza y tanto eco en los parlantes lo tortura. Toma una aspirina y grita, la voz eléctrica responde "habiamos bebido anoche sin parar, habiamos fumado y ya no hay nada que fumar, un tipo me seguía en una fiesta gay...". Entonces camina, con las rodillas torcidas a la ducha y el agua besa su sangre en la resaca. Mierda ella aún no toca el timbre.

IV

Sadé con eso de your love is king en la radio y el flaco de bigote cantando con los ojos cerrados me ves mejor, en la vieja peta negra el rollizo de pipa roja. La noche golpea como jab de izquierda y se acuerda del lugar que ya no existe, ese que tenía un gordo de estuco y saxo de cobre colgado de la pared y que te recibía con aires de Thelonius Monk. Recuerda a la chilena de cartera verde, hablando de sociología, con esos aíres de "Virginia Wolf" trasandina, pechos de nodriza holandesa, aplasta cañerías piensa. Entonces ríe, escribe un manifiesto, sobre los permisos y transgresiones del macho paceño en viernes, un cadaver agónico machista con los cinco tipos orejones que comparten el auto. Escribe y recuerda cómo riendo se engolosinaba de la cara rosada de la "femme noir" y quiere morderle otra vez la oreja, ensuciarle la pierna con mayonesa.

Ella lo miraba, lanzaba el guiño de pestaña de poliester afilada invitándolo a la trastienda del lugar, él sólo escuchaba el piano, mientras pedía que el viento evapore el trago azul con burbujitas de gas que tenía en frente. La gringa choca de la Krall con ese grito de "love me like a man", con sus uñas camufladas, partiendo las teclas negras en el aíre, ella parándose, yendo al baño, ofreciéndole el ritual de ordeñarse detrás de la puerta. El decía espera, pero sus manos temblaban, su cuerpo cedía, se levantaba. Recuerda que miró la puerta, entonces lloró, miró un viejo perro en la calle, sus pantalones se mojaron, ella hizo pis, el se fue del lugar.

lunes, abril 23, 2007

En la almohada

Luego de escucharte con el corazón pausado, en esa casa que se derrumba, en aquel lugar que tanto te gusta, en ese espacio de cicatrices, las del cuerpo, las de las paredes.

Luego de la lluvia en tus ojos y en los míos, en nuestras pieles arañadas, nuevamente he balanceado silencios y de tu mano escuchado: el aroma de los fracasos, de los insultos y críticas del pasado, de este presente sin nombre, de esa palabra tan grande que tanto te asusta y flota por el cuarto.

Así suavito, con tu cabeza en mi pecho, con la imagen de tu vientre enroscando soledades he vuelto a pensarte y en el vacío de esta noche he comprendido finalmente lo que somos.

miércoles, abril 18, 2007

INVENTARIO

Es de tarde, los ojos se secan buscando el aroma de tu espalda, es tarde y el cuello se asfixia en la corbata. El shuffle me regala esta canción y voy inventariando tus lunares en la ausencia.

Las cosas que me dices cuando callas,
los pájaros que anidan en tus manos,
el hueco de tu cuerpo entre las sábanas,
el tiempo que pasamos insultándonos,
el miedo a la vejez, los almanaques,
los taxis que corrían despavoridos,
la dignidad perdida en cualquier parte,
el violinista loco, los abrigos,
las lunas que he besado yo en tus ojos,
el denso olor a semen desbordado,
la historia que se mofa de nosotros,
las bragas que olvidaste en el armario,
el espacio que ocupas en mi alma,
la muñeca salvada del incendio,
la locura acechando agazapada,
la batalla diaria entre dos cuerpos,
mi habitación con su cartel de toros,
el llanto en las esquinas del olvido,
la ceniza que queda, los despojos,
el hijo que jamás hemos tenido,
el tiempo del dolor, los agujeros,
el gato que maullaba en el tejado,
el pasado ladrando como un perro,
el exilio, la dicha, los retratos,
la lluvia, el desamparo, los discursos,
los papeles que nunca nos unieron,
la redención que busco entre tus muslos,
tu nombre en la cubierta del cuaderno,
tu modo de abrigarme el corazón,
la celda que ocupaste en una cárcel,
mi barca a la deriva, mi canción,
el bramido del viento entre los árboles,
el silencio que esgrimes como un muro,
tantas cosas hermosas que se han muerto,
el tiránico imperio del absurdo,
los oscuros desvanes del deseo,
el padre que murió cuando eras niña,
el beso que se pudre en nuestros labios,
la cal de las paredes, la desidia,
la playa que habitaban los gusanos,
el naufragio de tantas certidumbres,
el derrumbe de dioses y de mitos,
la oscuridad en torno como un túnel,
la cama navegando en el vacío,
el desmoronamiento de la casa,
el sexo rescatándonos del tedio,
el grito quebrado, la madrugada,
el amor como un rito en torno al fuego,
el insomnio, la dicha, las colillas,
el arduo aprendizaje del respeto,
las heridas que ya ni Dios nos quita,
la mierda que arrastramos sin remedio,
todo lo que nos dieron y quitaron,
los años transcurridos tan deprisa,
el pan que compartimos, las caricias,
el peso que llevamos en las manos.
Joaquin Sabina

martes, abril 17, 2007

Onirica III

Hay una corona de seda envolviendo mis sienes, en cada latido crecen aceitunas que ruedan por el piso y se convierten luego en bolas de lana, que hambrientas muerden las cicatrices de mis paredes. La ventana muestra fuegos artificiales, luego son balazos que perforan mi pecho y caen en su rostro arrodillado. Ella bebe la sangre y yo me seco, cómo higo, y me pierdo.
Un viejo de negro llora debajo la mesa del comedor, canta un villancico, yo lo miro y se agazapa, le llevo agua, le llevo cigarros y canta más fuerte. Sus alas crecen, entonces sale volando, dando grititos agudos, cantando un bailecito, estampillándose, Taparaco contra el techo.

Hace frío, ella está lejos de casa, en un lugar de viento que no quiere dejar. Es la mujer de miel, la que refuerza paredes con sus besos. Las abejas muerden su espalda, ella deja que beban de sus huesos mientras camina al vacío. Entonces se detiene, ante el mar que se tiñe de rojo, mira la puerta de la casa de paredes negras y despierta.
El sol sale y las ventanas se tiñen de purpura, ella lanza girasoles al viento y no le alcanza la fuerza, entonces grita, mueve la mano que se alarga y sus uñas viajan como seda por el cielo, dibujando círculos, en los que salto como león amaestrado y me canso. Caigo y el piso se abre, otra vez las aceitunas, llenan el fondo, como pelotas de piscina que se deshacen y se vuelven frutillas y me las como y me engolosino. Llego a ella en el fondo, que ahora temblorosa muerde el piso y me grita que la suelte, mientras besa.

Su risa crece, sus labios están ahora sobre el pasto y lo besa, mientras las hojas de los árboles caén en sus pechos y se vuelven espinacas. Ella ríe, las come mientras la yerba crece y la aspira y sus dedos la enroscan como fideos y su barriga se llena de espanto.

Se sienta en la arena y el viento pincha sus pies y ya no ríe, sólo cae, en un ovillito de lana dulce. Se enreda y se hace oruga, muerde el silencio y ya no habla. La pared se derrumba, el sol seca su cabello que ahora es de agua, la sal cae en mis pies. Ella se encoge, se duerme. Yo me encojo, me duermo.

lunes, abril 16, 2007

Puerta


¿Cuántos burros más tienen que morir para que aprendamos a trancar bien la puerta?

jueves, abril 12, 2007

Dia del niño


Según el Informe Temático 2006 del PNUD, UNICEF y PLAN, Existen en Bolivia 4.1 millones de niños, niñas y adolescentes que representan en conjunto el 44% de la población nacional, de los cuales 1.5 millones tienen entre 0 y 5 años. Esto hace que seamos un país con una estructura de edades altamente concentrada en la niñez. De igual forma dos encuestas realizadas a niños, niñas y adolescentes en Bolivia, por el mismo informe, sobre la auto percepción de sus derechos y el maltrato muestra que niños y adolescentes de distintos grupos de edad perciben el derecho a tener una familia como el primero, como segundo el derecho a la identidad y como tercero el derecho a “no ser maltratado”.

Hoy desperté temprano con la llamada de mi hijita de 4 años que me pedía que la felicite y le desee suerte en su fiesta infantil. Es tu día princesa le dije y me respondió que era el día del niño, le dije que no, que es de ambos y respondió “si y de la niña también”. Creo que fue la primera charla de género que tuvimos, la primera vez que hablamos de su derecho a la igualdad de oportunidades y capacidades como niña, como futura mujer boliviana.

En este momento mi hija esta disfrutando del circo comercial de esta fecha, de toda la atención del mundo y de lo que más le gusta a una niña de 4 años, jugar, comer comida chatarra, ver a algún payaso. No sabe, desconoce que al mismo tiempo otra niña en Beni perdió todo pero igual salta, juega con una muñeca vieja rescatada del barro de la inundación. No ha escuchado que otra niña, igual de risueña que ella, en el Altiplano paceño no puede ir al colegio, por que es mujer y la menor, por que debe cuidar a la wawa más chica, mientras la hermana mayor saca las ovejas a pastar.

Anoche mi hija se durmió temprano y despertó con energía para ir a su fiesta infantil. Al otro lado de la noche, al mismo tiempo, otro niño cayo rendido en un cartón en el cemento de El Prado paceño, mientras su madre, accullicu en boca, se la pasó vendiendo dulces y puchos a la salida de un boliche. Se durmió en el piso, en el aguayo de su madre, mientras jugando con una tapa la acompañó obediente toda la noche mientras ella atendía el quiosco.

Mi hija a los tres años tuvo que sacar Carnet de Identidad para viajar en avión y ahora lo lleva feliz en su carterita cuando llega a su ciudad. Me contó que aprendió su nombre y dice que sabe dibujar la T de su apellido. La otra vez fuimos al parque y se encontró con un niño de su edad tocando charango. Le llamó la atención como tímidamente le disputaba el columpio. Le preguntó su nombre y no respondió, no aprendió en la calle el español, no está registrado aún por que su madre tampoco tiene certificado de nacimiento y migró de Potosí por la sequía de este otro niño que a unos moja y a otros los deja sin siembra.

MI niña irá a ver hoy al dinosaurio púrpura aquel y comerá pollo con papas fritas, seguro por correr tanto se rasmillará la rodilla como siempre y llorará un rato, ajena al l maltrato, la violencia física y psicológica constante que 1 de cada 2 niños en el país sufre. Nació del otro lado de la línea, con diferentes oportunidades, ella no escogió, simplemente le toco, en un país donde al 70% también le toca nacer debajo de la línea de la pobreza aquellos otros niños, niñas y adolescentes bolivianos tampoco escogen ser maltratados física y psicológicamente, ser violados, pasar hambre, no terminar la escuela, sobrevivir en la calle, escondiendo el rostro mientras te lustran el zapato, mientras clefean bajo el puente.

Me quedo pensando en una frase de mi hija “ese niño no tiene comida, sus papis no le dan, ¿por que? Y en que hacer como boliviano, como ciudadano, este y los otros días del año por aquellos niños, niñas y adolescentes que les tocó la calle y tienen sus derechos vulnerados. Será qué nos queda enseñarles como padres a escoger por el respeto, la no discriminación, la igualdad, la solidaridad, no sé si con eso basta.

Van a disculpar amig@s adultos, quería compartirles estas ideas que me van dando vueltas en la cabeza en este día

Saludos

martes, abril 10, 2007

Al Roberto

Ven Padre
Ábreme la puerta
De tu desamparo
( soy yo quien te llama
ahora )
cúbreme con tus lanas
viejas
revísame parte por parte
padre por hijo
en esta cuesta
interminable
que es la muerte
(Roberto Echazú)


Pasar a la noche sin rituales, volverse uno con el otro lado, de sopetón, dando un escupitajo al destino, es así como el elegido debe dejar su estela de palabras en el barro y fundir su carne con el primer verso. El poeta se ha ido, pronto empezarán a caer las flores en su nicho y los homenajes fariseos inundarán las radios, las paredes, las páginas literarias.

Pronto también empezará a correr el vino en abundancia, en el patio trasero de la casa vieja donde sus restos duermen el último sueño. El se hará el sordo como siempre y escupirá palabras rígidas al vidrio bonito que pusieron para reflejar sus fosas infladas de algodón. Personalmente me tocó, hace once años asistir al entierro de un loco, a un estepario que mordía la noche y hoy por hoy es polvo en una cajita de metal y uno que otro familiar adormilado repite sus palabras con la resaca de su nombre en las venas.

Por tanto no creo en los homenajes póstumos, prefiero pensar que la carne añejada en cajón de manzana, devolverá tarde o temprano sus palabras al mundo. El poeta se ha marchado, como el día que piso esta tierra, hoy es sólo cuerpo sin palabras. El primer llanto que al nacer dieron sus pulmones vírgenes de humo, hoy ha sido reemplazado por el de viejas beatas reza rosarios. El poeta en su viaje de murciélago no entiende, no soporta los chistes mal contados de velorio, los pedos contenidos en la silla incomoda por el café obligado en la vigilia. Los mocos chorreando en pañuelos grises, por que desde la noche, en su presente, hoy baila con la dama negra y toma vino y muerde orejas de algún santo.

El poeta ha callado y a pocos le importa, en los titulares de la prensa no aparece en grandes letras, aunque todos sabemos que más temprano que tarde las alimañas roba versos prepararán discursos, grandes ponencias y uno que otro ofrecerá su imprenta para sus obras completas.

La noche, como diría el poeta relojero, hoy ha penetrado en su nombre, por tanto no tiene espejo, por que la nada es hoy el papel en el que escribe, dando brincos y furiosas estocadas de niebla a sus antiguas musas. Ya no interesan las de carne blanca, nalgas rojizas, pechos cocholate, labios fresa, no interesan las warmis valientes, las ñustas cobardes que se dejan amar y mastican tus versos como chicle viejo, ya no interesan en su noche, por que ahora está más allá de sus mentiras por que estorban en la cuesta interminable de la muerte.

El poeta ha muerto y que carajo, mañana leerán sus versos en tertulias y se rasgarán las vestiduras entre vinos y comparsas los escribas baratos y eso ya no importa. Ha muerto y en mis manos tiemblan las letras, mientras el veneno de Los Yungas, ese tan rico con juguito de naranja, en silenciosa ceremonia moja sus versos anotados en mi vieja libreta. Salud compañero, aunque sin vino, guarda campo en la mesa para más tarde.

lunes, abril 02, 2007

Animas


Domingo 4 PM, carne infectada de su piel y el silencio rebotando en las paredes rotas del vehículo, una cerveza Huari y el viento de calamina en la garganta, nacen estos poemitas en el Valle de las Animas.
I

En el turbio golpeteo de palabras de plomo
y gritos como clavos perforando silencios
levanto la mirada y el destello de calaminas muertas
refleja su pálido estaño en la memoria.

El ascenso se hace inevitable,
como el retorno al viento cómplice de la montaña.
Llego y la armonía en sus figuras ha sido alterada,
templo ocre en cruz diamante ha profanado su vigilia
Peregrinas de piel Kisa y alabanzas huecas, arañan su piel con tacos.

Abajo en un manto de nubes bebe llantos
la montaña guarda blancas memorias,
y en la grandeza de su aroma muestra
que el camino aún no ha sido andado.

II

El temblor de su lengua en verso negro
acompaña el mutismo de este viaje
En cápsula verde, la memoria camina gritando a la montaña

Como besan las nubes su pechos de arcilla,
su figura doliente de ánima maldita
acompañando la sombra de mis dedos huecos

En la cebada se esconde el llanto amargo,
Aquel que no conoce el destierro de esta pampa,
Y permanezco en la certeza baña pulmones,
En la inmensidad olvidada de osamentas.

Me reciben sonrientes, lápidas de estuco en la colina
Y una niña de pasto en las entrañas recolecta
Caña hueca en la laguna

III

Las beatas del templo desconocen la pus en mis vísceras
El ácido fluido de tu piel rosácea,
El encargo y el precio de comer tu mirada amarillenta.

Buscar el refugio es un mandato,
arropar mis palabras en el anillo de montaña un presagio
Envolviendo el verso en su brisa, inicio esta huida

Pronto, el atardecer de sombra habrá hablado.
Y sus grietas, desangra lluvias, silbaran el canto oscuro de ciudad.
Ese que recibe viento de la montaña,
Que esconde su verdad tantas veces negada.

Un viejo quiltro permanece y vela rimas llorosas,
La sal en mis entrañas
Los santos del templo no conocen la muerte que flota en mis tripas

Yo los miro, en el vacío que produce este lienzo desteñido
Los miro, en la resolana quemando el pulso
Y dos mujeres de piel seca elevan su plegaria al Mururata.


IV

La tarde se devela en su cantar de sombras,
He visto tantas veces el hueco negro en sus pupilas
Hoy no es momento para cantos, para elegías a su vientre

Los versos de espera han callado,
sólo el blanco en su cuello de cordillera me sostiene
es necesario una vez más el peso de su angustia.

Contiene el ansia que se agolpa en las sienes,
el golpetear tímido de sus pasos de abarcas
Con la tarde volverá la espera silente,
Y en la memoria de piedra, brotando en arcilla,
Volveré a tus pupilas, desangrado.

V

En el frío pulpito de roca celebraré entonces la luna,
iluminada en manto azul.
Inevitable será, no dibujar tu contorno en rocas altas,
En la pétrea geografía de su cuerpo de arcilla.

En esta lejanía, escucharé tus temblores en la espalda,
Los arañazos secos de piedra en la memoria.
Y contendré tu respiración en la garganta,
Inevitable será entonces no vaciar tus contornos en la brisa.

El silencio nuevamente guardará tu nombre,
Peregrina en los pulmones de hollín que me despiertan,
En el aire de montaña, tu cuerpo será nuevamente barro,
Canto de espuma entre mis yemas.

VI

Habrá que dejar entonces que la brisa te contenga,
Temblando en el tornasol silencio de montañas
Habrá que beber estas figuras, contiene gritos
Para que muera la intermitencia en la certeza que te llama.

No quiero verte adormecida, ni darte el último canto,
La primera angustia de domingo negro.
No quiero, el velo hueco escondiendo tu risa en la memoria

Sólo la certeza del viento calando tus mejillas,
Será el mantra que recuerde la ironía de este andar.
Será el Illimani quien contenga tu bruma
y sus picos escupirán el silencio de mil cantos.

No quiero,
Sin embargo tu memoria es canto en la montaña.