lunes, marzo 12, 2007

Blanco



Grises como el eco de sus caderas en mis intestinos salen estas palabras mientras de frente cae blanco el futuro, aquel que con sabor a sabanas de lino guardará sus olores en la cama 24. Ese con aroma a destierro, en catre de resortes gritones que albergará sus gritos, los recuerdos de un pasado de carne temblorosa.

Blancas serán las medias de la enfermera que gritará desde el pasillo del hospital de moho. Que no responderá al tembloroso golpeteo en el aparatito lleva gritos de sus uñas secas. Pálido el sueño que besará sus cejas tatuadas de gris, mientras vuelva a sus amantes, a las sábanas teñidas en vino, al golpetear de sus caderas en tanta púpila roja.

Blanco el papelito limpia bocas, en el que anticipo sus estertores de piel de lija, pidiendome que no rasgue sus poros floreados con mis reflejos negros. Aquel que mientras escribo, pide que lo deje en su rutina toca besos, en su naturaleza respira café. Pide que no arañe con tinta su textura, que no ponga el nombre de muerte en su piel guarda besos.

El papel se rompe, entonces mis ojos espantan al espectro y mi memoria le cuenta que blanca también es la mirada por la que laten mis palabras. El toque de almas, el telón ritual que nos protege ahuyenta a la sierpe canela, no conoce de texturas por que su pureza trasciende sus colores.

Al otro lado de esta historia permanece ella. Gris por dentro, inundando sus fosas nasales en cristales blancos, no anticipa, no conoce aún la marcha de chulupis por el techo, el reflejo blanco de jabón patría de la cama 23 que le espera. No escucha los estertores al final del pabellón por que está seca, cómo el vapor turbulento en sus venas. Envuelta en la arrogancia canela de sus huesos está hueca.
Me mira con lentes de sol “made in China”, rechazando la paz de algodón que provocan los besos de sangre, escupe sus rimas de chantaje en dientes amarillos y escapa. Se pierde, esconde las pupilas y me muestra sus pinchazos de jeringa, luego se disuelve en el bambolear de higos secos de su andar.
Escupe algo de basura en éste lienzo y su carcajada tiñe el viento. El telón que nos protege ríe, no siente su tacto negro, en la serenidad que más temprano que tarde mis intestinos, devolverán su gris en la risa del blanco inodoro.

miércoles, marzo 07, 2007

T.H.C. (van a zippear la ganja)



Este vuelo pastoso de la garganta a tu azotea, este humo gastado perforando tu síen. Con ese aire de vomitarse el cuerpo miro el reflejo de lo no dicho en la certeza de mi silueta seca
Por hoy seré ceniza y aura negra en el vacío, por hoy serás silueta esa que vomita tu propia incoherencia.
"Cuando llegó la policia, los bomberos, me hicieron la pregunta obvia, ¿cómo es que empezó el incendio? no sé estaba en llamas cuando me acoste...(SAY NO MORE).
Termino este texto y lo encuentro al pie de las gradas, con la mirada violenta y las canicas rojas saltonas, me dice "van a zippear la ganja", no lo entiendo, me vuelve a mirar y grita, "van a hacer hashish en Sorata" y salta feliz. Subimos la escalera, volvemos al balcón, ese tambaleante con vista al mojón de la autonomía, y me cuenta que volvió a Kundera y está convencido, como aquel cuate de mayo del 68, que la vida está en otra parte pero que no tiene ni idea de donde y que la sigue buscando.
Se sienta en la silla de pata jorobada, mira la humedad en el techo y reniega por que el ventilador le roba las palabras antes de que caigan al papel. "La húmedad no me deja escribir" dice. Trata de escribir algo sobre la cruceña de cabello lamido, dijzque poeta con lentes anti fashión. "Mirá como el teclado coquetea sus canillas", me dice mientras plancha su azotea con el humo del THC y ríe desafinado de los tobillos parlantes de la escribidora.
El músico más viejo de la banda con chinelas de las Siete Calles afina la guitarra con oreja de milaneza y su fa tan porteño. Luego llega el flaco de dedos de paja brava y empieza a hacer ese tin tin cosquilloso en las notas más altas del teclado.
La vida debe estar en otra parte dice y me habla del barco hospital en el que trabaja su mina, la enfermera de caderas filudas y pechos de cereza que reparte vacunas a los niños y besos a los marineros. Me cuenta que las vacas en El Beni, subieron al monte confiadas en la cabeza de la manada, subieron también las viboras, jaguares, jochis, todos escapando del agua. Luego me habla de Darwin, de la selección natural y de como cuarenta vacas olímpicas se lanzaron en un clavado al vacío para esquivar los zarpazos de jaguar.
La vida debe estar en otra parte hermano, menos en El Beni dice. Entonces llora como crío y se moja los dedos con la bronca. Sus lagrimas no me dejan escuchar el Blues que está sonando en la voz del flaco ese hecho al Pappo. Sus aíres irónicos muy a lo del calvo sordo de PAT no me dejan, me enchufan a otra realidad, a quien sabe otra parte y no me gusta.
La vida no está en otra parte, "se ha estido" hace rato y en tus narices pienso, mientras me quejo del puto ventilador en mis palabras y ella salta con pasitos de ballet chino; y el blues partiendo la oreja de milanesa del viejo; y el gay de la esquina comiendo tortilla de papa ; y el Beni que es una cloaca.
No me quejo man, me dice, van a zippear la ganja y Aqualand se mudo al Beni gratis. La vida debe estar en otra parte pienso, menos en la burbuja de este sitio, menos es su horneada ironía. Está lejos eso sí, del hambre y la crudeza de gente trepando a los techos, de niños chapoteando en el agua al ritmo del dengue y la malaria. Si hermano en otra parte, lejos de los troncos flotando en aguas tibias y turbias, si de los troncos, los humanos, los de madera, los de mierda.
Si viejo van a zippear la ganja y tu contento por que te sentirás como en Marruecos y confundirás, en tu pedo, la catedral de La Plaza con una mesquita. También están contentos los Coroneles de Defensa Civil que por que canalizarán por tubo directo a sus gargantas la ayuda internacional. Felices, por que se van a farrear otra vez la ayuda de voluntarios, Cooperación, ONGs y con la colecta de recreos de los niños del Colegio Mayor Santa Eufrasía, seguro pagarán la orquesta para el buri en la Plaza de Trinidad. Luego del deber cumplido, beberan cumplidos y después de regalar agua coquetearán a las adolescentes evacuadas que viven en la carpa 25 sector F.