miércoles, marzo 29, 2006

Shuffle (como esperando abril)


Y sabremos entonces que aún somos tacto
Si en la mirada un verso cae por la alfombra
Tu dirás, fue sincero y puro
Yo, una mierda y seguirá siendo
Apagarás la luz, romperé algún vaso
Y en penumbras, balancearemos viejos sueños
(con la podredumbre del presente)

El shuffle dando vueltas mezclando ácidamente melodías, la banda sonora de vidas y muertes. La rara lluvia de otoño, imprevista en esta ciudad, el lexotanil bailando en cosquillas rosas en la sien y mi café enfriando.
Su imagen, si esa, la misma con hedores de pasado, llegó a casa con el rostro de huesos en flor. Los fantasmas vuelven y nunca son igual, son despojos de antiguas historias, en escenas raídas.
Aquellos besos que ya no vuelven, convierten mi vida en algo raro y vienen flashes de pieles, así revueltas, en livianas promesas de sabana, de su mirada magenta, de la línea carmin en su rostro, simulando labios. de mis besos de ventosa, mi lengua de pez en su caverna de mar.
Lejos, lejos de casa no tengo nadie que me acompañe a ver la mañana y que me dé la inyección a tiempo antes que se me pudra el corazón…El Charly, las lagrimas negras en mis manos y sus ojos mirando la cruz del sur, ese vals en la calle, la madrugada, el tinto por testigo, esa promesa del 4 ever ahí en la noche paceña, ahí con las teclas golpeando la miel.
Acá hace menos frío que en la calle hay leña para un fuego no mucha pero bueno, pasa entra. El tímido retorno tuyo esta vez en mi cancha, en este lugar de memorias, ¿té de frutas?, ¿la ciudad aún te seca la nariz?, tus manos con falanges en arco, ese maldito chelo, me olvidé, tanta caricia musical. Verte con ojos de presente, los aromas del desván se mezclan con el incienso, ya me acordé por que carajo amé a esta mujer.....te llamo un taxi?
Se apago el amor, como un fueguito, como un fueguito muerto de frío, la Matilde y el aroma a tabaco negro y cerveza calentada en el sofá. Dos labios balanceando soledades, tanto dulzor que se ha quemado, dice la voz, ¿acaso era eterno?, ¿tu también te compraste la pomada eso de que todo es para siempre?, no me hagas reir, no mames.
En un café se vieron por casualidad, el gastado 11 y 6 tenía que aparecer y con él aquel flash, la ventana del departamento naranja. El neón bailando con sombras, el limón de sus besos, en sus piernas durazno…”¿eso sentirán los amantes?” decías con tus 20 años, bebiendo de mis labios de lija, en ese cómplice juego, ahí los dos, dizque estudiando psicoanálisis, y en realidad destripando el inconsciente de tu chico, hablando mal del pobre y rodando, rodando...y dale alegría, alegría a mi corazón, es lo único que te pido al menos hoy.
Abrázame y muérdeme, llévate contigo mis heridas
, benditos y malditos amores perros, esos de bruma en la ciudad vacía, de la casa verde. De caminar cansino y de serpiente, de alma en hollín y pupilas adormecidas, de sabanas del alquiler y lagrimas con precio.
Me duele que no estés y tu te vas…la sangre y los golpes a la piel, ¿te acuerdas? las heridas, los gritos, los mordiscos, la humedad y luego tanto golpe seco, tanto insulto crudo. Como nos gritaban los labios, los pies fríos, las manos reventando muñecas. Tu pequeño cuarto, aquel sótano, el vecino mirando por la ventana, tu vientre adormecido, las promesas y los miedos. Luego el ruido, ese de gemidos, abogados y platos rotos; de mentiras, que no acaba que sigue gritando tras la puerta.
Ella quiso barcos y el no supo que pescar y al final números rojos en la cuenta del olvido, y con tanto ruido no escucharon el final, mucho, mucho ruido, ruido de ventanas, ruido de manzanas que se acaban por pudrir, tanto ruido y al final por fin el fin.

jueves, marzo 23, 2006

Café doble con lluvia (De memorias de un croto)

Que ganas de soltar todo y mandarse al carajo, de agarrar un avión y largarme a su lado. El mundo es chiquito me dijo, algo así como el pañuelo en el que vas dibujando lagrimas y besos replique, con esos aires de Nerudita de Villa Balazos, y encontré por respuesta el eco largo de sus pupilas uva.

This is the real world baby…donde la cerveza tibia sabe mal, donde coger y comer en la misma cama por días no se puede, por que las sabanas almidonadas apestan, al fin de cuentas por que los solos de violín no pagan el alquiler y la poesía no llena la panza.

Esto es real boludo, me miraste con esos ojos que devoran cada sueño, para hablarme de que la vida cuesta y no tuve otra que hacerme oruga, insecto y reptar por la mesa mientras sentía la dulzura de tus palabras, caminé por tu brazo, bebiendo en el oasis de cada uno de tus lunares, viendo como tu piel de gallina despertaba y tus lágrimas caían.

La poesía, es peor que el diazepam me dijiste, por lo menos lo primero te emboba y te deja en un sueño negro, con eso de los versos aparte de idiota te pones soñador y andas pisando huevos, luego, lo peor de todo es que queres más y no se compra en la farmacia.

Ahí me encontré, después de algún tiempo de caminar esta ciudad por el barro comiendo mierda, me encontré a su lado, en ese lugar tan light, con una corbata en las ideas y con la fuerza de su mirada en mis labios. Me vi de tiempo reflejando mis pupilas secas en su imagen, sintiendo como mi espalda se encorvaba con la suave brisa de sus palabras. No pude evitar intuirla, esconderme en el aroma limpio de su cabello al viento, pero algún rato había que mirar el reloj, dejar las pajas para el escritorcillo de poca monta y pagar la cuenta.

Era inevitable, el costo de esta perversa broma me tenía replicando el guión de una pinche película francesa con un café amargo a su lado, sabiendo que la tenía ahí, real con ese "charme" en la postura, esa forma perversa de agarrarse el cabello y tomar la ensalada por asalto.

Mientras detrás de mi corbata sentía que intuía el espejo de mis palabras y yo volaba al recuerdo de viejas noches de vino, pensaba donde le quedaría mejor el puñal, donde dormirian mejor mis besos. Pero esto de ser insecto no dura mucho, adormece la espalda, por eso opte por dejar de arrastrarme, no sin antes caminar por su cuerpo y sentir el efecto de mis palabras en el latir de sus venas, en esa su mano izquierda que me tiene embobado.

Me senté de nuevo frente a frente, con las manos en mis labios, con los ojos firmes en su historia y de golpe la miré, tomé por asalto la línea delgada de sus labios y robando alguna frase de Girondo, le dije: me importa un pito que las mujeres tengan los senos y bla, bla, bla... ¿ella? solo miro con ese aire de deja de hablar pavadas, soy una mujer de blanco o negro, de jugármelas, de hacer maletas antes de que mi piel se desangre en sentires y tu me vienes con eso del Oliverio.

Tenias razón, de pragmatic life, pero para mi es así flaca, que puedo hacer, eres eso y más y sé que la palabra es un analgésico de mierda que prefiero evitar, eso sí no me preguntes por que, no tengo ni puta idea, pero a tu lado me dan ganas de una sobredosis de versos, de vomitar cuanta basura guardé en mi libreta, de adornar de mil flores la mesa donde apoyas tus manos, pero no, por ahora me quedare solo en la pulseta del te veo y en el aroma de tu pulsera que será mi amuleto.

Luego de dos horas, el de corbata aplastó al insecto, la billetera anulo al poeta y pagué la cuenta, no sin antes decirte este lugar es muy hueco, la lluvia entra por la ventana y me moja el café y tu con esa imagen escondiendo tantos sentires, y yo con esas ganas de rodar por la alfombra a tu lado. No, de momento prefiero dormir en palabras, reteniendo ese tu único abrazo y pagar la cuenta.

Al fin y al cabo, esto de ponerle realidad a la poesía jode y no se mirar si no es con palabras. Eso sí antes de irme tenía que lanzarte la pregunta de rigor ¿ché flaca te lanzarías de aquel cerro conmigo?

martes, marzo 21, 2006

Marka


Serán las lágrimas de río que reptan,
el largo camino de piedra que te acoja,
el que penetre tus talones desde el frío
Serán los adoquines en mordaza,
los que broten en tu caminar frío
serán el fluir y la furia que taladren tu columna

Ciudad, certeza de mil fuegos trémulos,
habrá que tomarte por asalto,
en la gris figura de tus adoquines
en tus esquinas de comidera y carbón seco

Ciudad, bendición de mil carnes (corrompe)
habrá que beberte entonces,
al caer gastado en resolana fría
gritando la certeza de tus calles,

Será la serena caída en agónicos sentires
que vuelva a tu vientre en temblores secos,
bebiendo tu largo y blanco letargo,
en la roca que mueve tus ríos,
en tus cantos de ninfas de subsuelo

lunes, marzo 20, 2006

Mixtura Paceña


La cita era para ver a Atajo, entramos en el lugar a esperar, era sólo cuestión de tiempo para que los personajes paceños llenaran el lugar. En mixturas de luz y sonido, el grupo empezó a tocar. La voz ronca se dejó suavizar con el acordeón, la percusión le dio el toque afro, mientras que la Fender, ese sonido Hendrix, matizando cada ritmo, desde kullawa a morenada; desde vallenato a ranchera, desde cumbia a reggae.

Las imágenes empezaron a gritar y la noche, al ritmo del grupo, nos dio una muestra de lo que significa fusión. Ahí estaban la Silvia en acullico, lanzando serpentinas y cohetillos, el Sacha en coctail, buscando hojitas verdes para su visa. Trescientas personas gritando y bailando, muy Cromagnon dijo alguien, muy paceño pero sin incendio, le replicaron.

Todos “se estaban”, bien mixturados los té con té en microondas coreano, los de la Alcaldía con poncho amarillo, midiendo el ruido paceño al lado del parlante, los gritos de acordeón en kullawa, de matraca en vallenato.

Los franchutes convulsionándose con la Saya como en alguna ficticia y grotesca danza tribal, tan chistosos, como guaraní con frac, con su bollo de coca y su baile de caricatura.Hoja verde de la coca, humo blanco del cigarro, coca boliviana, nuestra. Borracho estaba pero me acuerdo, homenaje repentino al Viscarra y a los muertos de Octubre, dando pie al grito de Goni nunca más. Campaña coca y soberanía, whipala en pecho rosado de holandesa en la mesa de enfrente.La cholita con manta amarilla bailando kullawa con un japucho de gorra.

La guitarra y el grito de mi pulso en cada acorde, esta pierna bailadora que no me deja escribir, y la policía donde está, le pusieron la hierba encima y la policía. El Marraqueta en marcha ecologista por la hojita de puntas, rapeando que la DEA no me vea que me causa estrés. El Pedro, en las tablas, hablando de teatro, de que es hombre de abrazo y sentires, jalándome la oreja, porque ya no escribo, dice.No te olvides, pues, de saludar a José, me dice el Pulga a la puerta del baño, me vende una pulserita mientras dos colombianas bailan saya en el escenario. Pulga presidente, Pulga presidente.

Me mira el geólogo y me hace salud, me cuenta que las canchas del poeta no sirven, no se puede domar a natura me dice, aunque trate el Juan.¡Atajo Sensashón! Viva La Paz con saya, coca y chelita. El show se acabó, los tambores invitaron a un último trance, mientras las luces se prenden, las caras rojas, las ropas mojadas, una sola imagen, paceña, boliviana, del mundo.

Me voy yendo, Cervecita y mixtura quiero que me echen, para que en este destino tenga más suerte, la promesa hecha con el Pedro, el que se muera primero bailará morenada, con los cachos apuntando a La Ceja, la música cortesía de Atajo.

La Prensa, 19/03/06

jueves, marzo 16, 2006

Evocaciones II


En el vacío de este encierro renuevo la espera
nombrándote en la evocación negra de vigilia,
penetrando cada hueso en estuco y marfil,
lo intuyes, mi llanto se quiebra, lo bebes y no basta

En el vano espacio de madera te resguardo
en la solitaria copula de oruga te retengo
evocando cada furia adormecida,
estallando en la ermita de ritmos desgarrados

Tu mirada no basta entonces,
tus pupilas no eclipsan negras lunas
por que vuelves en otros ecos,
por que bebes de otros vientos

Te presiento y me levanto, firme en la memoria
en la oscura letanía de tu carne,
en el andar sereno de tu noche
te penetro entonces, con uñas grises y te salvo

Resguardas mis gritos hiel, en palabras huecas
serena me calmas, desde tu eternidad adormecida,
me convocas liviana a tu vuelo negro,
me quedo en el vacío que produce el concreto
en el húmedo cantar de mil pastos grises

Serena, te levantas en polvo,
para dar brisa a mi última palabra,
para atar mis versos a tu muerte,
para ser en vigilia el reflejo de tus grietas

miércoles, marzo 15, 2006

Aventuras de Divan II

Mediodía volando en taxi con los duendes cepillando el inconsciente, lustrándolo bonito para que su bisturí empiece a retacear ideas, asociaciones, sueños, dolores. Esta vez llegue cinco minutos tarde, salgo del ascensor un chico con cara de monito se quiere entrar de golpe, la flaca de su lado lleva blusa blanca, me sonríen, los evado, los miro firmemente.

No quiero entrar, la puerta entreabierta, esta vez no hay secretaria, solo mi analista y yo, la transferencia empieza a jugar su papel. Que hago, toco la puerta, la miro, es una cita en una oficina para hablar temas íntimos, al mediodía, es tan chistoso, al final es mi analista y yo el sujeto. Al final entro, me lanzó al divan como a mi colchón, miro La Paz nublada, respiro, me quedo en silencio. Los silencios en análisis son duros y pesados, debo hablar quiero hacerlo, entonces otra vez el efecto morfina en mi cerebro y ese otro que hace uso de la palabra, ante el muerto que espía desde atrás y empezar a volar en palabras.

Ella en silla negra y chompa morada, esconde en esa mirada, en esa dentadura de camélido, la palabra dura, el significante pesado. Empiezo con el sueño, ese que se repite hace mucho, el del almuerzo familiar con los muertos. Mi tío, que se suicido, entra en escena, retostado como pollo, desnudo, se rie con la cara morada y se sienta a la mesa, sin más, dice es hora de mi dósis y se pica heroína en el brazo en pleno almuerzo, mis ojos se quedan en la aguja con sangre y lo miró y digo a todos que el murió, que vi su cara aplastada contra el vidrio del ataúd con grotescos algodones en las fosas, todos comen, se ríen, no me hacen caso, yo solo miró la sangre, la aguja y despierto.

Ella suspira, me pregunto ¿cuantas palabras caen al vacío desde el diván?, me veo como caricatura de Quino, dibujando personajes y letras en el aire, mientras mis palabras caen a la alfombra. Ella recoge solo las que desde su posición de analista son validas, con el resto forma papelitos que luego caerán al inodoro ¿con qué asocias aquel sueño? me pregunta.

Sigo en el juego de seducción, en hacerla sentir que su palabra esta causando efecto. Entonces, ella sentada velando mi espalda, en la vigilia del cuerpo muerto, pincha con un tenedor plateado los pensamientos e ideas que le interesan, haciéndolos bolitas y lanzándomelos a la frente en forma de preguntas. ¿De qué escapas?, ¿qué evitas? ¿por qué los encierros? ¿ qué de tí con la muerte?
Entramos al tema de las guerras imaginarias, que uno se monta para evitar actuar en el campo de batalla de la vida. Las defensas están por caer, estoy a punto de ceder una vez más, pronto dejaré de ser dueño de mis palabras.

Me duele la panza, creo que comeré un Subway al salir, debo bajar de peso, ahorita diré lo duro. “detesto mi presente”……………………..silencio y la voz suave me dice “Al final el dolor que evitas, es tu último y primer dolor, el de estar vivo y es así por que vivir cuesta. Lo dejamos ahí, ¿te parece martes a las 18:15?

lunes, marzo 13, 2006

Próxima estación..........esperanza

Que paso, que paso, Bolivia se levantó….todavía queda ese grito a coro en mi cabeza y la versión de la ranchera Volver al final. Es que Manu, es un hombre del camino, de la carretera, lo comprobé una vez más en esas más de dos horas de show, donde la increíble energía de la banda enseño a cuanto futbolista y cantorcillo que piso esta ciudad con su tanque de oxigeno en la espalda, lo que es poner corazón y hacer un show de altura.
Manu no paró de cantar, saltar y moverse, al igual que su banda. Nos dio un paseo redondo, con una secuencia de temas bien elegida, un viaje completo por sus dos discos y por los tiempos de Mano Negra, aunque a mi gusto falto Mala Vida, pero no importó, cantamos bailamos y gritamos con todo.
La banda, a mi gusto mejor que la que vino el 2000 con el percusionista de Mano Negra reincorporado y un tecladista andaluz con mucho feeling. Les decía a mi gusto más sólida, más compacta con más energía y con aires más roqueros.
Atajo calentó el ambiente y preparo el show de Manu, una cosa si molesta eso de darle a los músicos locales, condiciones de segunda, un sonido pobre y menos de la mitad de las luces, ¿será que es el precio que hay que pagar por ser telonero? o algo propio de este país. En todo caso mención aparte y para otra nota, fue la presentación de Atajo. El grito a coro de Yanqui Mother Fucker en que la Dea no me vea y Morenada del adios, para mi lo mejor, se rajaron changos y como me decía el German y eso que tocamos por una chela nomás, no nos pagaron ni un peso.
Volviendo a Manu, le debo un agradecimiento especial a mi amiga Diana, que con su firmeza de mujer alemana ingreso mi cámara digital bien camuflada y me permitió documentar el show y otro a Ronald que me prestó sus pilas cuando las mías se acabaron.
El concierto me mostró la diferencia entre ponerle corazón, huevos y sencillez a lo que amas hacer y tocar por cumplir una fecha en la gira. La diferencia ahí está clara, Manu es un trovador de a pie, por eso se da el lujo de salir poco de gira, de espaciar las fechas, para beber las ciudades que visita, para conocer a su gente, para por ejemplo improvisar un concierto gratuito de una hora con los changos de El Alto en la Marka Tambo. Es un ciudadano del planeta y lo demostró en la sencillez y ganas de involucrarse con los cambios sociales en el país. La verdad fue una noche del carajo, un concierto de esos que se quedan en el corazón.

Ahi van algunas fotitos:











miércoles, marzo 08, 2006

Mostruos


Los mostruos de plastilina, nacieron una mañana de domingo, los gorritos tienen vueltitas hechas a mano para evitar el viento, los botones blancos y los ojos gentileza de Stephie. el mayor es el papá, y tiene zapatos azules, el menor solo medias y dos botones en el pecho

Los mostruos van al parque, juegan con los juguetes de mi niña, miran a la luna y se preguntan
¿Cómo la bajamos?, Stephie los mira y les responde "Otro mañana ya? le voa a decir a mi Papi.

Hoy los mostruos duermen, esperan su regreso, en un balde plástico donde estan manzanas, pelotas y conejos de plastilina, revueltos en el mundo al que mi hijita me invita a pasar.

Los mostruos, me sonríen viven por que ella quiere que así sea, en su sonrisa y su mirada, en la inocencia que no murió, solo durmio en algún lugar de la azotea y despierta de su mano.

Los mostruos son graciosos, amables, algo así como cronopios de plastilina, se dan muchos besos, caminan cantando por el piso de madera y se pierden en un cajón, son su obra, mi amuleto de inocencia y por sobre todo odian que mires el reloj.....

Papi: Haceremos mostruos de masas ya?
ya hijita
Papi, el lobito feroz no los va a soplar?
No creo hijita
uhmm Papi, les voy a hacer gorros amarrados, así para el viento, para que el lobo no los sople y no los coma ya?

Yo también me conseguiré un gorro amarrado para espantar a los fantasmas y duendes que andan por ahí.

lunes, marzo 06, 2006

Escenas Paceñas

Personajes y escenas, caminando por La Paz
Avenida Montenegro, Café Alexander, Domingo en la Mañana
Semaforo en al 6 de Agosto...Luz Verde!
Mimo en la Loayza

Estatua en el Prado

Blusero en la Comercio


Achachi Galan

Llegó a La Paz hace cinco años, su español se limitaba a diez palabras arrastrando las eres. Lo conocí en una de esas noches de blues, en las que el Illimani resonaba en los crudos riffs de la guitarra del cordobés, casado con paceña. El gaucho tocaba a La Paz ese rock and roll de muelas careadas y soledad, mientras el Alemán cantaba delirante su amor a las laderas, que le brindaron su té con té, a la warmi de sus sueños, a su llokallita chucuta.

Tantos quieren irse y esta ciudad seduce con furia a quien la sienta. Esos que llegan con camarita Canon y bus privado se van como llegaron, los otros, que la caminan, la beben, poco a poco se van quedando.

Volviendo al franchute, llegó al país hace quince años, con aires de mentor, con ganas de lavar impuestos en ONG del tercer mundo, extrañando la baguette, criticando la llajua y los gritos de minibús. Con los años la ciudad se le metió por la piel, sus “eres” dejaron de ser roncas, sus “eses” a silbar y el “pues” y el “ya”, finalmente reemplazaron al “Ça va”.

Lo encontré en las gradas angostas de los juzgados de familia, feliz porque habían aceptado su sirwiñaku, su unión con la paceñita, y lo habilitaron oficialmente para la marraqueta con mantequilla Pil, en vez del croissant.Conversamos de nuestros días, de los azares que nos encontraron en un país sin igualdad de género, en esos oscuros pasillos de juzgado, él celebrando una demanda, yo demandando justicia.

Amigo europeo, este país es jodido y tú cada vez más paceño, cada vez menos parisiense, le dije.Ahí con su pucho Derby, bajó la Ayacucho, comimos una tucumana con llajua, toreamos taxis y caseras, mientras me contó de sus planes para Oruro. Es que hay que entender el Carnaval, me dijo, no es así nomás como cualquier gringo, meterte a mover las patas como “tecno” insultando a la diablada, no es así, insistió blandiendo al aire su pucho.

Me dijo: “seré achachi galán en los Cocanis”, vi cómo sus ojos se encendieron al contarme de la máscara, cómo empujó a la gente en la Comercio mostrándome el movimiento exacto del cuerpo, cómo se dejó poseer por el espíritu de moreno. Nos despedimos con la promesa de tomar un café, ponernos al día sobre escritos y música.

En la Sagárnaga dije, en el Club La Paz replicó, con esa mirada de ¿acaso soy gringo?Un abrazo y la promesa de vernos en el Alba. Me quedé mirando La Paz precarnavalera, los chisguetes chinos, los globos brasileños, abarrotando las esquinas, ya viviendo el estruendo de trombones en Oruro, ya sintiendo su rostro asado por el sol, con labios de cerveza y espuma en mi piel. “Estos carnavales quién inventaría”... Así, cantando, bajé por El Prado, preparándome para el entierro del Pepino, con la banda Pagador ya retumbando en los oídos y la imagen de los Cocanis bailando en mi cabeza.

La Prensa, 5/03/06