Ayer me cortaron el cable por falta de pago, sólo me dejaron, vaya a saber por que, a Bolivisión y Canal 7 . Fue un alivio despertar sin escuchar a Unitel y Red Uno y si bien el canal estatal te muestra un sólo lado de la moneda lo hace sin tanta bronca. Desayune, en vez de MTV, la imagen del domingo en la mañana en Oruro de los constituyentes cantando el himno, los ojos de esperanza en una señora con su niño en brazos y acullicu en boca, alegre y con los ojos secos de lagrimas, secos de sol pero con una nueva gota de esperanza.
Me quedé pensando, cuando Aguilar se levantó en la testera y recordó a la gente las veces que otros gritaron a la presidenta de la constituyente "india de mierda", esa agresión que caló en el pecho de Silvia Lazarte como bandera de tanta boliviana, de tanta mujer discriminada, agredida, hecha mierda.
Fue la educación, fue la cuna, fueron los medios, fueron los padres que nos enseñaron a memorizar el "indio de mierda" que nos enseñaron a tener miedo al pobre, al hombre del campo, a la persona diferente. Recordé, me llego una imágen inevitable a la cabeza, esa de mi madre preguntandome, cuando salía a jugar con un niño nuevo en el barrio si el era decente, refiriendose al color de piel antes que a los valores. Muchos hemos crecido con eso, con el "indio de mierda" en la cabeza, como muletilla sucia y prejuiciosa y hoy aunque no le guste a muchos esto está cambiando y nos está cambiando.
Más allá del debate entre la legalidad y la legitimidad el domingo algo nació y está en las manos de todos pasar del discurso político a ponerle las cuerdas a la guitarra. El domingo se inicio un proceso y luego de este quiebre, hay que volver a ponerle el hombro al país.
Hoy desperté con un aire diferente, feliz de ser mestizo; boliviano de sangre paceña, yungueña, orureña, tarijeña, cruceña, en mis venas. Que vengan los referendums y que sea la mayoría quien decida, eso sí leamos la constitución nueva, generemos un propio criterio, sin el bombardeo mediatico de insultos y llamados a las armas de algunos. Por eso hoy decido quedarme no más sin cable, sacar la tele del cuarto y escuchar más a la gente de a pie, leer más historia, recordar las luchas de mis padres y tantos en el pasado y creer en un mejor futuro, más allá los que ya sabemos.
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