El sobre está en el bolsillo del maletín, Kafka y Henry Miller se agarran a golpes, el Checo le escupe flemas verdes y el otro le devuelve saliva con pus. Ambos discuten sobre el motivo de estar encerrados en el maletín de el que escribe.
El sobre tiene un libro de recetas vegetarianas, una carta de tres hojas que repite compulsivamente sentimientos y hace un recuento obsesivo de pieles y besos.
El café esta a la mitad, la sala tiene el Duty Free cerrado, el celular esta desconectado y cuatro mujeres de cabellos falsos miran a la chica de amarillo y pechos separados que dá el noticiero. Tiene conjuntivitis como los ojos del que escribe.
Dos de tres factores de riesgo fueron confirmados hoy debo dejar de comer grasa y fumar o a los cincuenta tendré un infarto dice el cardiólogo. Trece años más de intoxicarme pienso, la terquedad en la autodestrucción me grita su voz que no quiere dormir en la cabeza.
Tengo una polera celeste, un saco negro, la barba de tres días y por suerte no compraré aceite, ya que subió de precio, de todas formas ella cocinaba y queda algo de Oliva para freir mis hamburguesas.
A la izquierda Kuka Pradel, muestra en la vitrina anillos y joyas de plata, ya me había dicho aquel amigo que esa joyería era Kencha, si compras un anillo de ese lugar fija que en tres meses terminas me dijo, no le creía, igual lo hice, o tal vez era parte de la profecia auto anunciada que tanto me gusta.
El sobre sigue molestando, quiere salir, las azafatas llaman a abordar, voy a Santa Cruz, Taller de Análisis de Coyuntura y Seguridad, Encuentro de Literatura, Café y música en Lorca.
Es mejor por ahora pagar y no pensar en nada, estos días serán útiles para decisiones futuras.
Me tocó fila 9 ventanilla, ya, ya Henry, te leeré a ti primero que al Franz.
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