Nadie se ha muerto por ir sin dormir una vez al currelo (Joaquín Sabina)
Quiero escribir y sólo escupo informes, fue la frase que me vino a la cabeza en mitad de una reunión en la que con mucha seriedad nos enfrascamos en la tarea de ponerle numeritos a una lista de cargos (metodología Hay para los que conocen de Recursos Humanos). Serios señores de corbata jugaron conmigo durante ocho horas a alquimistas, yatiris y científicos, trasladando la subjetividad a una metodología disfrazada de rigor positivista, que no es más que una forma de ponerle precio a los cargos que ocupan los empleados de una empleada (mi alter ego burócrata se sentirá ofendido al leer esto, pero que se aguante hoy vengo sin corbata).
Mientras perdía el tiempo, ordenando con marcada obsesión los juegos de poder interno en un proyecto de Manual de Funciones, recordé a Cesar Vallejo con lo de “quiero escribir pero sólo me sale espuma”, muerto de ganas de robar aquel magistral verso que hace más de 30 años, tomó Prestado Pedro Shimose como título de un poemario, acabé gritando ¡últimamente sólo escribo informes! Razón por la que dejé en suspenso el avance de mi libro de cuentos, una dosis de veneno burocrático fue suficiente para minar mi energía y dejar en coma sus páginas.
Como paliativo para el ánimo, en mitad de un ataque de gastritis, descubrí que los amigos de sistemas que bloquearon Facebook y Twitter no se metieron con blogspot. ¡Buena noticia! Que atenuó mi reflujo y me llevó a saber que a falta de seguirle el paso a los chismes de las redes sociales, volveré a actualizar esta bitácora que no sé si todavía tendrá lectores (comenten para que sepa)
Al escribir escucho “y si amanece por fin” de Joaquin Sabina y aplaudo aquella magistral frase que dice: “ la buena reputación hay que dejarla dormir a los pies de la cama, hoy tienes la ocasión de demostrar que eres una mujer además que una dama” Agradezco al maestro Sabina por tocar mi saudade y volver a sentir el sabor de la espalda de la mujer con la que hace dos noches tomé vino hasta las dos de la mañana, repitiéndome el mantra sabinesco “nadie se ha muerto por ir sin dormir una vez al currelo”.
Con el sol de la tarde paceña pinchando mi brazo, recuerdo el deliberado desafine con el que T “ la mujer de las diez citas en diez años” me cantaba al oído …y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres”, para luego brindar por Joaquinito y confesarme que su mayor sueño es llevarlo a su cama para jugar con él a ser su Margarite Duras versión paceña -Para envidia de El Nano, Sabina debería saber que por acá hay una boliviana que lo caminaría con glamour- Me dijo la del perfume lleno de Deja Vus que aquella noche fue lo mismo.
Media hora antes de que la vorágine laboral me lleve a jugar entre reuniones, informes, pulsetas de poder, metáforas de palo y zanahoria, canto “porque comerse un marrón si la vida se luce poniendo ante ti un caramelo” muerto de ganas de saludar al caramelo con miel en los ojos que trabaja en planta baja, antes de que llegué Pepe Cortisona a reclamarme que ya es hora de entregar mi matriz de avances.
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