Escribir con ojos de barrio, con mirada de cámara criolla, es sin duda un desafío interesante. Esta fotografía saltará las fronteras imaginarias de mi ciudad que hoy respira cambio, esperanza y miedo. Pienso que color le pondré a mis palabras, con que gafas miraré mis calles, para que al otro lado de la cordillera, otros las beban sin tocarla.
La Paz, es lo más parecido a Buenos Aires, si llegas después de vivir un año en una Kabul bombardeada, me dijo una amiga porteña, nunca supe si fue halago o ironía. En todo caso, es una versión en miniatura de alguna gran ciudad y entraría enterita en un barrio del D. F. en México.
Con sus aires de metrópoli en maqueta deliberadamente mal armada, respira por su carnaval de colores, por su geografía a mano alzada. Parafraseando a Galeano, tiene mil de fueguitos que laten con vida propia en sus cerros, cuando la ves de noche, es como tener una constelación de vidas en tus manos. Vidas que hoy discuten, esto del “ser boliviano” en un país en tiempos del “Evismo”.
Sin embargo, no basta la postal de luciérnagas en sus cerros, es necesario mirarla de a pie, beber sus calles de a poquito. Empezando por esas de postal turística, por sus caóticos y mal olientes recovecos del centro que tanto gustan a los “gringos”. Esta ciudad jode, por lo seca, por lo alta, por lo rara y de a poco te va agarrando con ese su Ajayu, de sus contrastes, rostros y costumbres. Te irá atrapando, por sus callejuelas, sus malabaristas de semáforo, sus mimos de esquina, sus voceadores y poetas de ladera.
La Paz hoy sigue igual a la de antes, con la diferencia que las casitas que columpian temerosas en sus laderas, se pintaron de esperanza y los barrios ricos, ponen más ladrillos a sus trancas con temor y bronca.
La contradicción de estas calles toma carne en mis ojos y me sumerjo en la lógica del conflicto, en eso de parar el tráfico al medio día con carteles por que hay que protestar a favor o en contra. Si estaba claro, eso no iba a cambiar por una piel más oscura en La Silla, por un racismo hoy a la inversa.
Luego de seis meses de cambio de gobierno, las calles lucen igual, con el maquillaje más aymara pero igual. Los de abajo siguen abajo, sólo que con más esperanza que antes, los que engordaron sin asco todos estos años, ahí en silencio, se van dando modos para guardar su plata fuera. Los del medio, vivimos alimentando contradicciones, tratando de asimilar que hoy corbata a rayas no combina, con el estilo oficial de chompa y cuello liberando de nuditos al pensamiento.
Me río, de lo que infla el pecho el burguesito de izquierda, en esa reunión donde baladas de Silvio, matizan el Chivas en las rocas, al decir que voto por Evo y luego, al día siguiente, con su resaca de falsos ideales, insulta al taxista gritándole ¡indio de mierda!.
Metros abajo, al sur, la ciudad, no se escucha bien, molesta la copia barata de suburbio gringo, la música MTV en descapotables, no deja sentir el viento, solo el eco vacío de “chicos bien” en el auto del año del papá ayer ministro, hoy consultor.
Habrá que caminar ésta ciudad para entenderla, para ver sus grafittis en ingles en los barrios “jai”, para leer la poesía de Jóvenes del Alto que con orgullo se llaman “Los Nadies”, para escuchar a sus raperos con poesía descarnada, con hambre e incredulidad. Sea como sea, las calles de ésta ciudad irán cambiando, ya se nota en la bandera de de hartos cuadraditos de colores que hoy está en El Palacio, en la tele, en el atrio de de San Francisco que hoy anda más de moda. Aunque mueran más turistas atracados, aunque luego de Evo sea más fácil ubicar este país en el Google, la ciudad sigue rasgándose por sus esquinas frágiles y esto de ser pluricultural y originario, todavía nadie sabe bien como se come.
Revista Caras Chile, Mayo 2006
La Prensa, 18 de Junio 2006
6 comentarios:
estuve husmeando.. me encantó lo que encontré..ademas´.. visitas la Pagina de Huidobro.. me encantan tsus cantos... sobretodo el II..
"..estamos cosidos a la misma estrella."....
Interesante entrada..
besos
gracias......un gusto ire a visitarte...por cierto a que cantos te refieres?
Ayer he ido a comer un fricasé bien trucho, porque me moría de un no se qué, creo que le llaman nostalgia recurrente cuando de vez en vez te dan ganas de sentir el sabor a tu tierra. Tu post me ha completado el antojo que tenía de Chuquiago Marka, por lo menos por ahora. Gracias y saludos,
Bravo Paul!
No encontré mejor descripción contemporánea de la metrópoli... La Paz es única pase lo que pase.
Un Abrazo,
al leerte se descubren las cosas. Al leer te llenas de curiosidad.
Me gusto!
Saludos!
Sí, la verdad que La Paz (hasta su nombre es contratdictorio)es una ciudad que podés llegar a odiar o a amar. Creo que depende del día, del sol abrasador, de la brisita que a la sombra cala los huesos y si al levantar la mirada, te topás con un maravillosos balcón lleno de vidas y muertes que atrapa el espíritu y el pensamiento por minutos u horas.
Y sí, como mencioné en un post antiguillo, los comunistas de salón mientras dicen "Ahora es cuando" maltratan a sus "empleadas", que calladas aceptan gritos e insultos...Y convengamos que ahora este tipo de sujetos está proliferando...Puajjj.
LG
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