Naturaleza sangre....
¿Te acuerdas? ¿Cómo jugábamos a sentir el frío en los cuerpos?, tu con los pies congelados como raspadillo, yo con ese calor insoportable en las manos. El tema era entibiar tus plantas o enfriar mis palmas, dependía de la perspectiva, del lugar, del aroma de la noche. Te gustaba jugar a la morgue, así como de niña jugabas a la cueva y te tapabas con un edredón oscuro para que el monstruo no te toque, te quedabas inmóvil para que no te muerda cada esquina. Si, te gustaba, el juego de ponerte rígida y desnuda encima la cama como una tabla, decías que el efecto era mejor luego de la ducha y con la piel toda erizada por el frío. Anticipabas recurrente tu imagen ideal de la muerte en el río o el vuelo del puente pero sola.
Pálida de agua me pedías que te coma a besos, que muerda tus lunares en el pecho y tape tus poros con el calor rosáceo de mi abdomen. Me acuerdo flaca, de tus pataletas, de tu histeria en el suelo, de la bronca que te daba, cuando sólo te miraba en silencio, en el pesado desprecio de cerrar la puerta y dejarte llorando en mitad de la sala.
Es difícil olvidarte, cada vez que vuelve aquel torbellino de emociones inflando tus ojos saltones de furia, esos capaces de jugar a la mirada de virgen y en dos segundos botar fuego en mi vientre, llorar miel de madrugada. Me acuerdo que me gustabas serena, indefensa, dócil. Las madrugadas eras vulnerable, dejabas que tus defensas caigan, y lanzabas esos cursis te amo como ronroneo, mientras yo jugaba a contar los vellos de tu espalda, de tu sangre morena. Tantas veces pensé en que pasaría si te lanzaría un vaso de agua en una de tus rabietas, ¿me perseguirías por la casa, cómo en esas reconciliaciones, o ¿acabaríamos a los mordiscos y arañazos?, sintiendo el dolor ese que produce el sexo de lija.Si flaca, pensé en eso, también en partirte a patadas, pero sabes que mi naturaleza sólo permitía destruir a tu niña mala con caricias de lengua, bebiendo tu frío de raspadillo, barnizando cada poro tuyo. Flaca, no sabía nada de ti aquella noche que respondiste a mi beso con una patada y no dejaste que mordiera el tatuaje falso, no sabía nada y hoy te entiendo, sólo querías el anonimato.
Ayer me enteré, te encontraron con la piel erizada y seca. Dicen que salías con un abogado, uno de bufete con muebles de roble y floreros con nardos made in China. Te vieron, en el boliche ese para secres de la 20 de Octubre, saliste mordiéndole la corbata a mierdazos, como solías hacer cuando querías mi plata para tu tatuaje permanente en las cejas. Si flaca, ¿te acuerdas? Tu manía de jugar al muerto y tu certeza en que te irías antes, tu pedido de que guardé tus cenizas en una urna de plata. Te dejé hace tiempo, entenderás ahora que era absurdo hacerte un homenaje de ese tipo, además debo confesar que te ves mejor , toda muda en esa lata que en una urna, aunque esos puntos lila no quedan "fashion" en tu mejilla derecha y tus labios de riñon hinchado, aunque pálidos, siguen dando hambre.
Si flaca, ya se que anoche te torció el pescuezo y te fue exprimiendo como tallo de rosa primaveral. No le importaron tus espinas, esas pincha risas de las que me escapaba, se quedó con tu mirada orgásmica, gran error yo solía esconderla con mis manos en tus labios. Me dijiste que por fin entendiste eso de que las miradas congeladas forman espasmos, cuando viste sus ojos inyectados lo supiste.
Estabas jugando a la ducha, al juego del cuerpo en la morgue y el abogado no entendía, tenía las palmas secas, más frías que el raspadillo de tus plantas, no entendía nuestros juegos. De pronto entro la de ojos grandes y rollos de canela en las costillas y el se dió la vuelta flaca, ese tal vez fue el error, yo no lo hubiera hecho o quien sabe, tal vez me hubiera lanzado por la ventana para evitar conflictos. A ella no le gustó la mirada congelada en tus ojos, es que era la titular, una gorda con poco charmé, pero la titular al fin.
No entendía la escena, tu toda desnuda y recostada y él de espaladas. Se lanzó a reír sobre tus piernas, con el típico recurso de las uñas en el pescuezo y el abogado se quedó, con el pis mojando sus calzones de esperma angustiado, dentro del ropero, eligiendo su corbata para la audiencia del lunes.
Tu flaca te enredaste en arañazos con la gorda, hasta que el seco puñete de empanada hundió tu pómulo y dormiste.Te debía haber dicho, los abogados odian las urnas, no les gusta el gris de una presencia todos los días en sus pensamientos, prefieren llevar flores al cementerio los domingos a una gorda. A los mediocres les gusta el anonimato para el romance y los juegos, cuando se abre el telón se mean. Te lo había dicho tantas veces, pero preferiste tu terquedad de quedarte en eso de que no eras sumisa, en la pulseta de genero en un país machista.
Ya ves, yo tiré la puerta ese día y te mandé a rodar, tú optaste por ser la sin nombre en la vida de un mediocre. Para ser honesto, estaba más a tu altura un final con raticida, era más coherente con tu personalidad compulsiva, pero no, terca como siempre escogiste la escena patética del gordo infiel y su mujer arañándote los pechos.
Si flaca, anoche me acorde de ti, de cómo te dejé en el anonimato y como querías seguir jugando nuestro juego. Tranquila mi flaca, seguró escucharás risas, ya verás y tocarán de nuevo tu piel, esta vez de lija y en algún lado, así llena de cosquillitas, verás como alguien se emociona y siente mariposas en el estomago al mirar tus labios.
Ya verás estará todo bien, no duele tanto y al final tu piel está como te gusta, rigida y fría. Aunque sin mis poros, coqueta como siempre, te quedarás mirando el mandil blanco del chango que te corta y disfrutarás en paz las manchas de salteña goteando sobre tu panza abierta.
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