Ejercicios literarios, crónicas, miradas a la ciudad, relatos, poesía (de vez en cuando) y todo lo que este aprendiz de escritor produce en el camino a encontrar su propia voz (Al final Borges la encontró a los 70 años)
miércoles, febrero 03, 2010
Sobre el resultado del amor
..."El amor nace del deseo de hacer repentino lo pasajero"...dice la greguería de Gómez Serna que aparece como epígrafe en el afiche de la peli. Subiela nos regala una película cargada de personajes propios de su universo poético (locos, prostitutas, soñadores, burócratas). También nos pone unos guiños con maquillaje de realismo mágico en “La Villa” (Vírgenes y Cristos, cómplices y castigadores, que lloran sangre o ríen en la cruz).
Mabel, la niña, payasa, prostituta, interpretada con una soltura admirable por Sofia Castiglione, sabe permanecer y dejar que permanezcas en la sonrisa, poniendole una nariz de payaso a la vida. Es capaz de hacer ademanes chaplinescos a un Cristo Crucificado o poner cara llorona a una virgen que la premia o la castiga.
Es que las mujeres de Subiela saben llorar con el Jazz, jugar con la manguera en la tina y esta en especial mueve sus caderas de hilo con un buen cuartero cordobes, igual que en un andamio alegrando a niños enfermos desde una ventana.
Mabel es convincente y sabe como enamorar a un personaje vestido de pajarraco (Guillermo Pfening) y al solitario de la fila 9 asiento 9 que escribe esta nota.
Si, Mabel o Clavelina, tu decides con quien quieres quedarte, es una de esas mujeres que gustan por su irreverencia y -muy a lo Girondo- que saben volar y hacen que te importe un pito el tamaño de sus senos o la exactitud de sus caninos.
Esta peli vuelve a recordar la magia, evoca y celebra a Benedetti, rescata a Gomez Serna en un colchón lleno de ombligos, con un juego delicioso de Greguerías en la cama. Vale la pena verla, es una buena metáfora del amor y de aquello que es más fácil predicar que hacer “darse al otro”.
Sin duda la Peli prenderá mejor en los corazones menores de 25 (esos que no vieron El Lado Oscuro del Corazón) que en los de casi 40. Lo anterior nada tiene que ver con el guión está claro, sino es más producto de las miradas y lecturas más curtidas que -a los que disfrutamos a ese poeta perdedor y solitario encarnado por Grandinetti el 93- nos dieron los años y los palos de la realidad. Tal vez sea por eso que la iconografía y la prosa de Subiela, en varios pasajes de la película, tuvo sabor a cliches ya repetidos, a frases hechas y tantas veces dichas.
Por último y no me imprta decirlo "sobre el resultado del amor" me llenó de esa cursilería y al final, por más que me haga al duro, me sigue gustando, la sigo esperando, por que aún evoca, parafraseando a Vinicious de Moraes, eso de el amor es eterno hasta que se acaba.
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