Hoy te leí, me contaste en una carta de puño y letra que te estás cansando de catres alquilados, que buscas refugio, que la boheme a pasado, que la clandestinidad te tiene presa y a la vez enamorada de la libertad que desborda en tu encierro.
Aún te espero, me dices que volviste al yoga y que tu bondad es excesiva, en relación a la amistad desinteresada que te ofrezco y hay un límite en insistir retomar el nexo. Al final de los finales, como decías cada vez que tomabas el último trago a las tres de la tarde gritando "me falta una mujer, me sobran seis tequilas".
Debo decirte, aunque no leas este sitio, dejarte pistas para que me encuentres y si estás dispuesta a decirme donde estas, al llegar no te garantizo el absurdo aquel que le llaman felicidad, sino la realidad compartida, cruda en la que sabes matar y se como reclamar un buen crimen.
No me busques dices, yo te encontraré, de momento Adeu (copiando al Catalán aquel que conociste en tus noches de la Manzana Tóxica)...Adeu y no te jodo.
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