viernes, septiembre 19, 2014

Pimpollo


El hombre que odia a las mujeres ama a los perros. Camina todas las mañanas por el mismo sendero con su pequeño schnauzer de nombre “Pimpollo” a quien le da lecciones de supervivencia canina. Ayer en su ruta habitual por la zona de San Jorge, se encontró con una mujer de alrededor de treinta años. Tenía cabello largo y ojos negros como los de “Pimpollo”.  El hombre la miró de pies a cabeza y luego la imaginó en una pelea de colchón, luego se puso de lado, para esconder lo que despertaba debajo el buzo. Ella lo miró con dulzura, al igual que la pequeña bulldog con chompa rosa que llevaba de paseo y luego se dio la siguiente charla:

--¿ Es macho?

-- Si

-- Entonces no hay problema, ella es mansa no le hará nada.

Pimpollo, se acercó a la bulldog y esta se puso agresiva e intento morderle el cuello. La mujer se disculpó y él la miró de pies a cabeza con ganas de besarla y escupirla. Ella sonrió y pensó  "un hombre que pasea un schnauzer es noble y tierno, lo escuche en Animal Planet, podría ser algo más".

El hombre, antes de despedirse, la vio partir, sacó el celular y tomó una foto al trasero de la mujer y antes de que ella marchara le gritó:

 --- !Podríamos salir una noche a pasear juntos, para que se lleven bien y no se muerdan!

 --- Me parece buena idea, crucemos los Trilizos charlando ¿Qué te parece? Respondió

--- ¿El domingo a las siete, replicó él? “Es buena hora, mamá estará en la misa” piensa.

El hombre que odia a las mujeres, disfruta mucho la vista del Illimani desde los Puentes Trilizos y se encuentra ilusionado por la cita que tendrá al día siguiente. Se alegra al admirar los progresos de la ciudad, los nuevos buses, los edificios, sin embargo odia las cabinas amarillas del teleférico desde donde ahora todos lo espían "tengo que cambiar de ruta piensa".

 Luego rumbo a casa le dice firmemente a “Pimpollo”, todas son así, te ganan la confianza y luego te muerden ¿Viste lo que pasó con esa perra de rosado?, la madre debe ser igual ¿Entiendes ahora porque ella ya no nos acompaña? antes de que me muerda preferí poner orden yo.

No te preocupes, yo estaré acá a tu lado siempre y recuerda: Mujeres o hembras son igual, tarde o temprano te atacan, por eso es mejor evitarlas y si no hay otra bueno ya sabes lo que hay que hacer.

El hombre que odia a las mujeres no entiende, su obtusa visión no le permite tener claro que la violencia entre animales es instintiva, es un mecanismo de defensa, ya que no pueden usar la palabra para transformar la necesidad en deseo. Es incapaz de establecer la diferencia entre el sujeto que agrede y la víctima que también es sujeto y no objeto. En esa medida, cosifica y desvaloriza al otro, llevándolo al límite para que surja el instinto, eso le causa placer. Para lograrlo sabe que primero hay que usar la miel y someter, antes de sacar lo peor de la otra persona. Aprendió sus trucos de los mejores: El abuelo y su padre, grandes domadores de perros policías. En el fondo es víctima de su historia y no tiene conciencia de sus actos, diría un defensor de oficio si quisiera salvarlo en un juicio.  Víctima de quién sabe qué, un victimario consciente de lo que busca y lo que genera, en último caso un prisionero del goce que lo tiene esclavizado. Sabe usar la palabra y, desde la perversión, la hace efectiva, antes de ser solo instinto y repetirse en el ataque.

Es un psicopata y es una mentira aquello que dicen los libros, él llora con lágrimas bien saladas cuando su Pimpollo está estreñido o las garrapatas le muerden las orejas. También cuando mamá tiene fiebre y no puede ver la novela. Ama más que a nadie a su pequeño schnauzer y es un buen amo. Lo ha educado bien “papá estaría contento” piensa. Habla en voz alta con “Pimpollo” y le recuerda “las hembras te ganan la confianza y tarde o temprano te muerden, debes cuidarte de ellas y recuerda, la única que no muerde es mamá”

Cuando no está en casa, le gusta conocer chicas que pasean perros, por lo habitual temprano en la mañana y al atardecer.  A la tercera ronda, cuando la amistad canina es fuerte, las lleva a su casa, las presenta a mamá, para que pase lo de siempre. Ella les revisa el paladar, les mira la cola y tose con desprecio cuando la mujer no vale la pena, lo cual ocurre siempre.

Entonces, basta una mirada de mamá y él sabe lo que debe hacer, llevarlas lejos de casa, atarlas primero con correas verbales, luego plásticas. Después someterlas, ofenderlas, ponerlas en cuatro y lograr que tarde o temprano ocurra lo obvio: “se defiendan y lo muerdan", momento en el que actúa y las libera del instinto, luego "Pimpollo” les lamerá las heridas y lo acompañará mientras, las arrastra al coche y las pone en la maletera, para luego pasadas las dos de la madrugada, lanzarlas al río desde el Puente Libertador.

El hombre que odiaba a las mujeres se llamaba Carlos; el miércoles lo encontraron, luego de tres días, en un barranco de Llojeta, podrido y mordido por perros carroñeros, nunca se supo cómo acabó ahí. Mamá fue a la morgue, cuando reconoció en las noticias, aquel tatuaje de un pitbull, que siempre detestó, en el hombro izquierdo de su hijo.

 Al llegar a casa, mamá  lloró (muy poco) y después, de una patada, mandó al patio a “Pimpollo”. Mamá volvió a odiar a los perros y, se siente liberada. Antes de irse a dormir, palpa la cicatriz, en forma de S en su rostro y se acuerda del Pastor Alemán que a un solo grito atacaba mordiendo en la cara y vuelve a sentir, en la boca, la textura a caucho de la oreja de su marido.

Mamá se siente liberada, tenía miedo a su hijo, lloró mucho en la morgue (eso es lo que hace toda madre ante la televisión), pero ahora está en paz, no le gustaba lavar la ropa ensangrentada de su hijo y le irritaba los ladridos de Pimpollo.

Mamá odia a los hombres y a los perros, porque tarde o temprano te destrozan la cara de un mordisco, en cuanto a su hijo, lo dejó en una bolsa negra en la morgue “que los perros entierren a los perros” se dijo. (*)

(*) El schnauzer de la foto es Piropo, apareció en el texto con autorización de su amo Oscar Martínez  Ningún animal fue herido mientras se narró esta historia.

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