Cuidado con las miradas a trasluz,
con los brazos colgantes y babas de muerto.
Cuidado con las piernas de arlequín en mis vértebras,
con la seda tragando mis huesos.
Cuidado con el retorno, escarba memorias
aunque evocada estás muerta,
con esa risa tan firme que ya no me toca
con ese eco penetrante que ya no bebo.
Inevitable, más allá de la advertencia te invoco, reconstruyo inerte,
con esa lengua de caracol, traga gargantas,
con tu bamboleo de matraca en mil pubis,
con tu complejo de pitón en la alfombra.
Recurrente bruma, te veo inevitable en la nicotina,
con las manos temblorosas en mi espalda.
Te veo, con el vino bañando tus costillas,
con tu abrazo de calaca en piel de madrugada.
Cuidado, pese a todo, con tocar mi puerta,
con ahorcarme con tu tanga negra,
Cuidado que eres bruma,
en la lejanía que es alivio y conjuro.
Estas seca en la carne, no en el verbo
y así es mejor.
(Trajines y Haceres, Editorial Gente Común, agosto 2008)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario