No, ni lo pienses tú sabes que no me metería un tiro, al menos no por ahora, simplemente ocurre que estos días, en los que prima la agorafobia, son necesarios en mi vida. Tardes como estas en que me voy desarmando en la pantalla, no son una forma de suicidio virtual o el histrionismo de pedir ayuda desde el puente para que alguna de ojos de aceituna gastada me diga -¡dejá de chillar carajo-!.
Sucede que hoy simplemente estoy tomando un té de naranja, en la burbuja que me dá una conexión wi-fi en un café y me acordé de tí en la mesa de arriba hace unos meses jugando a la Jessica Parker y escribiendo quien sabe que pajas sobre el racismo de mi hermana y tu egocentrismo de chica fatal clase mediera con aires de catalana. Gringa en tu ciudad por el desteñido rubio en tu cabello y esas pecas de vía láctea en tu espalda que hoy me hacen recuerdo a las manchas de ron en mi alfombra.
No ni se te ocurra que te llamaría y gastaría mi dinero en un contacto a larga distancia al otro lado de la cordillera para escuchar tu vocecilla melosa esta vez con harto pebre chileno en sus erres. No simplemente pasa que tengo frío y ganas de pajearme con palabras, ¿nunca lo hiciste? mira ni se te mojan los pantalones, sólo se humedece tu cabeza y ya. Si hoy hace frío pero no el físico ya que es primavera, frío en las venas del que necesita químicos más que besos.
Si ya sé, ya sé no cambio nunca y estoy en este lugar con la vida desarmándose, sin saber ni putas cual será la vida nueva y escribiendo compulsivamente para mi, para ti, para nadie.
Estoy en la página 150 de la novela del Cé esa que seguro disfrustaste perversamente cuando planeabas mandar tanto sueño juntos por un tubo, cuando cagabas de risa con la celopatía de ese personaje tan parecida a la mía, tan parecida a mis fantasmas.
Hablando de fantasmas, también los encontré ayer viendo una película cochabambina sobre la eutanasia criolla, el suicidio asistido, la falta de bolas y el alcohol. No te daré el gusto, ni cagando me partiría el higado hoy por nadie en una chingana 7 días seguidos mis fantasmas son bien ligeros, con 24 horas de singani se van no te preocupes.
Ya no me acuerdo en que iba a sí, estoy escribiendo te decía, como estúpido, como purga, como sangre, si como me gusta. Estoy empezando un libro de poesía para el 2010 que de momento se llama "La Cura"; una crónica de 10 páginas para un libro que debe estar lista en dos semanas y una nota para el periódico que debe estar lista para el próximo domingo. Si las palabras son el mejor exorcista y como diría Faulkner "la mejor forma de soportar la vida es sumergirse en la literatura como en una orgía interminable". Por cierto tu que tienes una amiga abogada ¿todavía sabes si puedo tener acceso a los expedientes del juzgado 5 en lo penal?, necesito unos datos para un texto y también si puedes preguntale a tu primo donde dejó la Beretta que compramos esa vez en El Alto y nunca usamos que tengo que reventarle las rodillas a una mujer.
Cuentame como va el baile ahí por los clubes nortinos y si el Vick Vaporub sirve igual que el Mentisán para las llagas de las lenguas sabor piscola.
Yo, ya lo sabes ando aca escribiendo y tomando té de naranja, más tarde me tomaré un Fernet por tu lunar del ombligo ese que se está secando en mi cajita de fosforos del velador.
Chau
2 comentarios:
humedeces mi cabeza y otras cosas, que manera de escribir la tuya!
Definitivamente nada en el mundo se asemejaría siquiera al Mentisán y menos aún para curar llagas tan profundas como las que uno puede provocarse al llegar a niveles incomprensibles de irracionalidad en la búsqueda inconciente de uno mismo, ahí donde uno menos lo imagina, en un norte desconocido y finalmente tan parecido a un Oruro con mar. Así es, esta vana imitadora "egocentrista" finalmente optó por volver para dejar de ser otros y encontrarse, no en un diván, sino en un sillón parecido al tuyo, frente a otra psicoanalista, para empezar a "curarse" de la crítica, quella que resulta surgió antes del nacimiento...
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