domingo, agosto 13, 2006

Crónicas de a Pie (Crónica de un Libro Libre)

“Canción de la esperanza en el camino inútil de mi vida, tus manos cruzan como dos alas cargadas de ternura.". (Poema Tus Manos, Yolanda Bedregal)

Volvió a ocurrir, esta vez fue el 6 de Agosto, cuando todo el mundo andaba pensando en la Constituyente y en el discurso del Presidente, uno que otro raro intentó llenar la ciudad de libros, regalar alguno, así lindo, así viejito. Volvió a pasar pero esta vez no me tocó, sólo recordé la vez que volé. Guardaba empolvado y tranquilo unos poemas de la Yolanda, acariciando a las arañas y piojitos del desván, jugando a las escondidas con algún cuento negro del Cerruto. No tenía idea, de donde iba, la verdad no tenía idea.

Recuerdo cuando salí de casa, hace más de diez meses, me dolió cada página, me rompí hasta la última letra, después que confiado me lancé a volar ese domingo y sólo recibí un duro porrazo en una banca de El Prado y esperé y esperé por horas hasta que él llegó y culposamente me guardo en su caja. Salí temprano aquel día, de mi estante de venesta crocante y mecedora, listo a conocer otros ojos, mirar otros cuerpos. Pasé toda la noche pintando mis letras de un negro vivo, peinando con paciencia cada estrofa, bañándome en la poesía, de otros libros, recogiendo todos los mensajes que pude para llevarlos a volar por mi ciudad.

Hoy me hace frío, los versos de la calle no son dulces, estoy rodeado de poemas secos y rojos, de esos que pinchan y empañan mis elaborados cuartetos. Mis hojas agarraron un amarillo de invierno, más duro más real. Hoy tengo la piel partida y mis letras se acostumbraron al humo de la yerba y el aroma del thiner. Tengo hambre, tengo ganas de reír, pero estoy en esta caja, lejos del tufo del Sáenz, las miradas de La Maga, del loco del Girondo, lejos e impregnado de betún.

Esto de volar no era como pensaba, él me tiente gran parte del día en un cajón, pero estoy libre. Me gusta, sobre todo el sol del mediodía, cuando sus manos en betún me cargan de ternura y calientan mis páginas. Le cuesta aún caminar por mis letras, piensa que son espinas y se avergüenza, mi poesía trata de decirle que se quite el pasamontañas, que vuele a otros vientos y sólo mira con ojos secos, es inevitable, el frío y la bronca no conocen de bálsamos endecasílabos.
Hoy comparto sus horas, buscando zapatos y cuando todos se han ido, jugamos a encontrar poesías. Mi dueño no tiene internet, no entra a los círculos literarios, no se enteró que el 6 de Agosto, volaron otra vez libros, bien por mí, sigo en mi caja. Sí algún día me encuentras tócame sin miedo, que el betún es hoy mi esencia. Mientras tanto pasa la voz a quien veas que otra vez los libros quieren inundar la ciudad, llenar cada cajón de zapatos, cada mochila y pintar en libertad la poesía de nuestras calle, sintiendo otra vez el viento en sus hojas.
La Prensa, Domingo 13 de agosto 2006

1 comentario:

Libro Libre Bolivia dijo...

Paúl:

¡Gracias por la crónica!

Y llegará el día en que muchos libros libres se encuentren y podrán contar sobre sus andanzas.

El camino apenas empieza, falta mucho, ¡seguro!, pero ahí está, ya se dieron los primeros pasos y... ya no podrá detenerse a este nuestro movimiento liberador de libros.

Un abrazo.