martes, marzo 03, 2009

Del Choqueyapu al Sena II

Atardecer gris con burbujas ácidas en la panza

Mujer de viento..


Acá me tienes nuevamente, por lo visto fallé en mis cálculos tu carta llegó antes, que arrogancia la mía en pretender predecir todo y asumir el control del tiempo ajeno. Que poder tengo yo al fin de cuentas sobre las ganas de llevar el paquete del cartero, la paciencia con que el amigo de la post en Paris clasificó las cartas de países para él tan remotos como Ruanda, Bolivia, Guatemala. Sea como sea, algo habrá influido en la reducción de los días, que hoy el país suena más en el mapa, más aún cuando nuestro presidente estuvo hace poco en Paris probando esos curiosos autitos a pilas que funcionarán con pilas de litio que los franceses fabricarán a partir del 2010 y que Evo insiste que se deben hacerse en La Ceja del Alto para reemplazar a los Transformes por orgullosos “Deserticons” Galos.

Perdón me vino una nostalgia de mi adolescencia y recordé esos dibujos animados tan divertidos de autos todopoderosos que se convertían en terribles monstruos. La verdad por estos días me están dando unas ganas de convertirme en algo así como un monstruo de esos que se comen a la mierda que va chorreando de mis orejas y mis pies mientras camino. En fin, son rollos míos no les hagas mucho caso.

Mi carta tardó menos, al igual que tu respuesta y en sólo 16 días estoy disfrutando de retorno tus palabras. Me gusta el papel en el que escribes, me recuerda a esas hojas añejas con aroma a borra de vino que solía guardar en una botella de Pinot Noir, cuando creía en esos juegos del destino y en que el vidrio esmeralda de una botella tenia cierta clase de poder mágico para que las palabras deseadas se conviertan en lo esperado. Ya ves con los años uno deja de lado las miradas tan naif y acepta la realidad con sus luces y sombras, sus demonios y querubines y aprende a pasar por la vida aceptando la relatividad de un mundo gris, al final así es más fácil, duele menos creo yo.

Me causó tanta gracia leer tu respuesta ante mi lapsus con la Molly y la Penélope, no sé algo de mi estaría pensando en mujeres griegas o en esa necesidad de añorar a quien te espera inmóvil “al lado de algún camino” en alguna estación para que luego te diga ¿quién eres tú? En todo caso se que entendiste el mensaje, ya ambos no creemos en la dispersión romántica de las mujeres que lanzan piedritas al río pidiendo regalos o de los hombres que van corriendo persiguiendo flechas trepando al mirador de Montmatre en busca de una adolescente de 30 años como Amelie.

Al leerte reconozco la grandeza de una mujer que se resiste a lanzar sentires a una ciudad que no la ha olvidado, una ciudad que está reencontrándola. Si, leerte es caminar por las palabras de una mujer grande como tu dirías, no me refiero a lo cronológico, sino a la grandeza que da la vivencia y las marcas que con gusto uno lleva en la piel y en el alma.

Sin duda es increíble como los hijos nos cambian, en ambos los recuerdos de nuestra vida adulta necesariamente tienen el color de la risa de los hijos y es inevitable no asociar lugares maravillosos con los hijos, con las wawas, con su risa, su sorpresa, primero por el tacto, luego por la mirada y probablemente la más hermosa cuando ponen su palabra a lo que les asombra, a lo que no entienden.

Avísame si en tu camino por esas estaciones del Metro encuentras algún Clochard boliviano tocando charango, sin duda te moverá algún sentimiento de patria diferente el escuchar ciertos ritmos fuera del país. Cuéntame después más de tu calle de tu boulangerie ¿las vecinas francesas gritan igual de balcón a balcón sus penas e histerias como las españolas? Háblame también de Xana ese nombre me suena a bálsamo, no podría explicarte por que.

Hoy luego de leerme seguro caminarás, volverás a descubrir riendo ese Paris al que dejaste, con la diferencia que tus gestos ahora se cubrirán de palabras.

No des tanta vuelta, no deberías en todo caso girar tanto en las razones de nuestros trajines, de nuestras caminatas por calles que nos pertenecen o que nos robaron lo que fuimos, simplemente estas caminando, acá con el Illimani, allá con el falo aquel de fierros, estamos y los iconos se están, quedarán más allá de nuestra ausencia, pero eso sin embargo es otra cosa.

Sabía que te negarías a escupir al Senna si al final respiraste de sus aguas tanto tiempo que sería descortés devolverles una saliva apaceñizada, primero bebe de él un tiempo, respira la ciudad un poco más y tal vez podrás regalarle un beso. Lo que sí, debo agradecerte por las piedras a la memoria de la Maga, espero que no hayas jugado a ver cuantos saltitos daban como hacía Amelie.

Cuéntame también como encontraste la tumba de Cortazar, me dan ganas de decir Julio pero sonaría irreverente para alguien que sólo conoce sus letras y más de una vez jugó a copiarlas y de paso mal. Espero que el poemita permanezca un rato en su lapida, ahí escoltado por esos árboles (¿cipreses tal vez?) tan grandes.

Amiga del alma, como ves esta respuesta tiene más de replica que de confesión, que de revelación de mis días, por ahora poco contaré de este presente en el que estoy aprendiendo a desenredar madejas del pasado, volví al psicoanálisis, el diván ayuda aunque pincha también los sueños. Pero que absurdo yo hablándote de psicoanálisis y tu dejando a tu inconsciente fluir en las calles por las que Lacán gozó (psicoanalíticamente hablando claro), que privilegio el de tus días.

Tu retorno, mi estadía, tu devenir, mi estar, son al final miradas diferentes, aproximaciones distintas a este instante tan absurdo de estar vivo. ¿Te pusiste a pensar en si Sartre tendría dolor de cabeza o gastritis el momento que en una banca de Paris se le ocurrió eso de la náusea, de que somos arrojados a la existencia sin pedirlo? No sé, tarea para otras cartas para otras caminatas.

Al final como dices hay que ser agradecido con la vida que hemos transcurrido con tanta dicha y tanta pena que nos jodieron pero también nos hicieron felices. Fiel a mi obsesión debo confesarte que ya viví más de 13,000 días y puedo rescatar a estas alturas por lo menos 50 felices, creo que es bastante premio en todo caso ¿no lo crees? Como siempre dije con 15 años más estoy tranquilo, el resto para serte honesto ya será yapa.

Seguro a estas alturas se te enfrío el café o lo más seguro tuviste tres distracciones placenteras con algún franchute caminando por la calle. Sabrás disculpar mi existencialismo y fatalismo, pero hoy por hoy al igual que tu tengo más ganas de reencontrarme a mi mismo y de disfrutar la risa de mi hija que de pensar en creer nuevamente que puedo pasar días enteros en las mismas sábanas con la misma mujer, de forma deliberadamente sucia, con cerveza deliberadamente fría como diría Cortazar.

Por favor aprovecha para escribir para darle vida a esa obra que hace tanto grita en tu interior. El invierno de Paris creo que te será propicio.

De momento recibe besos con tinta de versos

Me despido mirando las montañas paceñas y esperando tu respuesta por "la poste"

Yo

PD: Mándame el primer párrafo de aquel texto inexistente.

1 comentario:

Elpoques dijo...

me encanta como escribe, es tan bueno. es como pasear por una historia, buenisimo.