A TODOS LOS QUE ANDAN CON EL BICHO AQUEL DEL AMOR ATRAVESADO EN LAS COSTILLAS Y ESO DE SOÑAR MUCHO NO LOS DEJA DORMIR
AQUELLOS QUE EVITAN LO INSOPORTABLE DE UN SER LEVE Y PREFIEREN CLAVAR CON VERSOS SUS PIES A LA PIEL QUE LOS MIRA DE REOJO DESDE LA DUCHA
A SUS FANTASMAS MUDOS, A SUS NOSTALGIAS DE AZOTEA,
A LOS AMORES DELICIOSAMENTE HUMANOS E IMPERFECTOS
DOS CAPITULOS DE RAYUELA, PARA QUE LOS SABOREEN
EN VISPERAS DE PRIMAVERA, CON CIELO NUBLADO Y UN VINITO
FELIZ FIN DE SEMANA
68
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caíanen hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cadavez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grima-do quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargoera apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulabalos hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelu-nios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio les encresto-riaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfu-rosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgu-mio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpa-ramar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas,y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidasgasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entre-abriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces juga-mos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agran-dan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, res-pirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un per-fume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
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