miércoles, julio 19, 2006

A tu fuego...(¿cómo escribirte por encargo?)

¿Cómo escribirte por encargo, con latido tembloroso y pulso hecho cebolla; con los labios arañando esta pantalla? .Habrá que mirar el reflejo de tus pupilas, jugando en la memoria, encender la leña humedecida de tus risas y caminar tu imagen en rimas.

Recuerdo el primer encuentro con tu imagen, acariciada por las persianas de mi pecera. Tu silueta era frágil, aunque con una firmeza nunca vista, con una mirada de carbón encendido entibiando el pasillo. En esa evocación, vuelvo al golpeteo tibio de yemas que te dibujan con palabras y George Harrison en el parlante, me dice eso de Something in the way she moves, attract me likes no other… . Entonces de golpe nace este texto, con aires de crónica, de prosa, de pretensiones de lienzo, para volverse un juego de asociación libre, donde el personaje, ese que tanto te gusta y a la vez detestas, se desvanece y deja lugar al escriba del inconsciente.

Vuelvo a pensar en el ofrecimiento de dibujarte en una historia, ese que te hice mirando la luna mordida de invierno, arrogante incluso aventuré los tres capítulos de la historia. Vuelvo a la ruleta de palabras a tu nombre, esa que me rescata de vivir cristalizado en una realidad que rompe y no me gusta. Vos dirías tú ponés las palabra y yo el dibujo, aunque lo más probable es que no dirías nada, te quedarías en esa larga línea punteadas de tus pupilas a mis poros, celebrando eso de a tu lado no se que carajo pasa, solo me siento confortable numb, el resto…¿acaso importa el resto?.

Entonces nuevamente llega ese efecto extraño, el juego de luces que te produce el fuego y hace que tus venas latan, tibias. Me seduce, de forma salada, el hervor de tu sangre, ahí en tus brazos, allá en tu cuello firme, ese que lo rompes cada vez que quieres, o que escuchas algo que mueve las cosas que te gusta dejar bien sepultadas. Ocurre que te escucho, por la ebullición mágica de las flamas, por el bailoteo de duendes verdes de la chimenea a tus pulmones y me conecto con tu sombra, contorno inerte que te devuelve el fuego, ese que no se toca, pero que regala sonrisas adormecidas por el humo, aquel que viene en latita de te jazmín y que tanto nos gusta.

Ahí te retengo, en la flexión de bisagras tibias, esa que te otorga la posición exacta entre el arco de la espalda, las caderas y la leña; surges violenta, con ese aire de conjuro, con la firmeza que por estos días falta en mi presente. Me permites ser testigo de tu mantra, de como Eros te abraza en ese baile seco, tan tuyo, tan rojo y que surge en tus mejillas, como soles que latiendo se pierden en el ritmo de la música, dando paso al coqueteo estéril de tu cabello con las velas.

Te devuelvo, a esta realidad, de aires secos y bleu de mer en nuestro cielo ansioso de verano y creo palpar el calor de tu cuello, ese que se enterca con frecuencia, que juega a nuditos de marinero en su tensión y que habla lo que prefieres callar. Es en este instante, tan real que recuerdo tu aire de pitonisa acariciando de puntillas a la Velvet Underground, con saudade de romances de antaño, de líneas blancas en el vidrio y macoña en la playa.

Lo real, no es como lo imaginás, dijiste alguna tarde por ese portal irreal que te tiene colgada a mi pantalla y sin embargo te confieso que al verte de carne y hueso, me lanza un guiño tu silueta de musa adormilada y es inevitable no querer hacer puerto de tiempo en tiempo en tu alfombra. Dijiste también eso de que soy un libro abierto y que conocemos a las personas en el momento exacto; me cago de risa al recordar todo el tiempo que llené mis pulmones de cabalas y azares cósmicos, mientras Caetano canta..”non poso falar” en los parlantes.

De pronto me sacas con una llamada, de este jueguito de diván eléctrico y te entrego las coordenadas túristicas. Cuelgo y detengo el juego de pensarte con Burka, con un perfil de poros fríos, ahí con gotitas de jarrito arañando tu piel. Espanto tu cuerpo rebotando en esa camioneta azul y crece la evocación de tu imagen leyendo mis historias paceñas, así con ese arrastrar de erres tan cortaziano que te da los genes parisiens. Es acá que un sorbo de la maga, llena mi taza con reminiscencias a la rue du Cherche y le pongo tu nombre a esa otra flaca y te evoco en eso regalar cáscaras de plátano cual si fueran flores, en el coleccionar lánitas y piedras con la memoria perdida.

Sin embargo lo simple ha hablado, lo real muerde los sueños más que la magia las palabras, la maga está muerta y sólo quedan tus tonos líneales al otro lado. Lo práctico está dado, aunque luego en la despedida tu voz descienda en melodías tenues, lame versos, prende chispas .

Se que mirarte jugando con leña es invadir tu ritual y mandala y soy simplemente espectador de tu historia en estas tierras; para ser honesto, es tu fuego el que nace en palabras luego. Reina del fuego, te dije, en un arranque, de esos en que tu risa era más que cualquier presente, en que tu aura lo envolvía todo, cuando el algodón verde latía en tu pecho, mientras jugabas con el Jazz y Nina Simone arañaba mi inconciencia con esa versión tan Missisipi de ne me quitte pas, y tu te balanceabas serena, en la vigilia del fuego, desbordando palabras en los ojos, ronroneando gatunamente que escriba este texto.

Acá me tenés flaca, meses después de ese palpitar que produjo el Deja vu de mirarte por primera vez tomando la ensalada por asalto. Acá te retengo, clara y humana en mi fragilidad diaria, en este ficcionar el presente, con un alter ego de Croto o de Sade, al final poco importa cuando todavía me miro en tu fuego y me entrego a disolver nostalgias en el vino.

De tiempo en tiempo, un abrazo, un tacto serán importantes, para seguir calentando mis palabras en tu fuego, por hoy, la verdad no tengo ni puta idea de cómo celebrar tu reinado del fuego, aquel de la corona de versos que un sábado te dejé y que hoy late en tu sien y te da jaqueca.

Al final, talvez no quiero escribirte por encargo, tal vez prefiera la ironía pulsional, lo voyeur de verte con palabras y sentir a tu lado como tus pupilas besan el fuego, mientras tu silueta regala calor por ese salón hoy por hoy tan etno, tan pluricultural como tu sangre. Por el momento esta sal en mis ojos quiere un silencio acompasado, cierto tipo de tibieza en mi espalda, mientras juego con la leña, el fuego. Por estos días ando reclamando silencios quedos, esos que se sostienen mutuamente sin demandas, ni reproches, sin artificios ni lujos, simples, cargados de grosellas.

Al final sos la reina del fuego, esa posición fue dada por mis labios y a cambio me robaste la forma de sentir el tango, de leer poesía y sobre todo de calentar mis huesos en el frío, ¿era una por otra no? aunque nunca hubiera existido pacto previo. En todo caso, siempre podrás robarte el fuego, por último sos dueña de tu flama y podés hacer lo que querrás con la leña, ¿o no?.

4 comentarios:

Akasha Déclenché! dijo...

Me fascina el estilo que envuelve tus letras, esa combinación de soundtracks, imágenes urbanas y pasiones corrosivas... un ¿romanticismo un tanto oscurecido?

Qué eternos son los instantes compartidos con los descendientes de Prometeo...


Dejo una canción más: "She moves un mysterious ways..."

Akasha Déclenché! dijo...

*IN

Inconclusa dijo...

tan pluricultural como tu sangre... eso me gustó.. y me gustó el post de más abajo, aunque creo haberte leído algo similar. ¿puede ser?

y lo de más arriba... cómo se pone la gente por nada... pero eso de la diversidad e igualdad de géneros es tan utópica como que el que propenda a la revolución sea coherente entre lo que dice y hace. ( y ahí me fue a la mierda, pero bue) saludos

Unknown dijo...

Inconclusa...que gusto leerte...
y recibir tu visita de tiempo..
gracias por tus palabras, en cuanto al comment del Post ese antiguo, si es cierto, esta es una versión mejorada de uno de Julio del año pasado..que la hice para la prensa

Saludos