Ejercicios literarios, crónicas, miradas a la ciudad, relatos, poesía (de vez en cuando) y todo lo que este aprendiz de escritor produce en el camino a encontrar su propia voz (Al final Borges la encontró a los 70 años)
jueves, julio 28, 2005
Onírica lady...
Escribo con pulso gastado, luego de pelear con fantasmas en el ático, recuerdo con claridad las imágenes de muerte que celebré en sueños. Un viaje por habitaciones deshabitadas, por entre cuartos que son museo.
Sus paredes son desván, lleno de pinturas de la colonia, de imágenes peligrosas, son memorias olvidadas, son museo, son los cuartos que no nombro, donde habita la niña de porcelana y los retratos flamencos de generales muertos. Son en última, los espacios no visitados de la memoria, de mis tiempos, de mis muertes.
Un viaje entonces a pie al ático, sorteando obstaculos, peleando con el viento, luego me encuentro parado en mi habitación mirando el piso resquebrajado que se abre a mis pies, una cloaca llena de mugre da paso a un camino a la calle, busco a las ratas, estas se esconden, mis amigas de siempre hoy se niegan a ser vistas.
La siguiente escena, una momia verde y pequeña, acostada y envuelta en una cama de metal. Con gracia y con burla, pincho su cuerpecillo diminuto con un palillo de coser y me responde mueve sus comicos brazitos. Está hecha de papel mojado y verde, tal vez huele mal, no siento su aroma, con cada pinchazo se deshace un poco, ella quiere que no la molesten, quiere hablar, gritar.
La miramos en círculo, somos varios que la contemplan, trata de decir su voz, emite un sonido fuerte y ronco desde un pequeño rostro de espectro con tunica de monje. Alentamos a que hable y lo hace, su voz es ahora clara y dice sus silencios, sus llantos y dolores, el viento acompaña su palabra. Se transforma, muta, cambia, se vuelve la silueta de una mujer de mediana edad . A medida que habla se libera del espectro y se va transformando en una dama de piel clara y con manchas grises y rosaceas. Su voz devela una media sonrisa y colmillos grises. Habla y muestra sin duda un gran alivio, su verdad fue dicha aunque a medias, su palabra fue hablada.
La razón empieza a entrar al cuerpo, la cronología tiene nombres, fechas, minutos. Voy trazando las metas del día, las defensas frente a los espectros y el plan laboral. Siento la tos, las piernas, los ojos, es el momento de conectarse y pisar el piso, instintivamente busco a mis ratas, no están, buena o mala señal no lo se.
Empiezo otro día con una taza de te tibio, una tos seca y ganas de volver a mis libros y dejar los papeles.
FELIZ JUEVES
PD: Psicoanalistas a destripar lo dicho!
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