lunes, septiembre 19, 2005

La Ramona se quiere ir


Pabellón tres una sola hilera de camas, junto a la ventana con vista a ladrillos, la Ramona. La miro de reojo e intuyo sus estertores. Está ahí con la piel tiñendo de cobre el colchón y su pelvis de K’ isa. El gris de sus uñas, anticipaba la lluvia que cae en mi ventana, al escribir esta nota.

Ella que lavó mi ropa, está secando su cuerpo con soplidos de muerte, planchando el colchón con sus huesos. Felipa, me pidió que la acompañe, quería que hable con los médicos y me expliquen qué tenía su hermana.

La Ramona, cuarenta y cinco años y nueve hijos. Los dos mayores en la universidad, a fuerza de lavar ropa; sus dos hijas clones que continuarán el oficio, los otros cuatro labran la tierra y el último, ése de un año que llora de todo, se lo quiere comprar una francesa.

Está casada con Pedro, él vende helados en la ciudad y coquetea todo de blanco a las cholitas de la Plaza. Para la cosecha y embarazar a la Ramona nomás va al Pueblo, me contaba la Felipa. Ramona se la pasó quemando las manos en agua de espuma, con detergente de esos que dan el blanco más blanco. Ahora ni con Ace le lavas las heridas; después de la última guagua, solo sangra y sangra y todo mancha me dijo.

El médico fue claro, tiene cáncer en el útero y está avanzado, hay que tratarla, usted sabe, no tenemos medios, puede seguir internada pero tienen que pagar la morfina y los antibióticos. No sé si me lanzó su pliego petitorio o simplemente fue claro, sea como sea, di la noticia a la familia. Mientras deliberaban, me quedé mirando por una ventana la ciudad naranja que trepa por los cerros, como queriendo evitar los pómulos gastados y el dolor, de rato en rato, jalando con rabia, las trenzas de Ramona.

La decisión fue clara, Felipa dijo La Ramona se quiere ir, esto de los remedios es muy caro, igual nomás la vamos a cuidar en mi pueblo y en una semana yo voy a volver. Cómo explicarle que el cáncer no se la llevaría en siete días, que los dolores serían insoportables, que la destruirían hasta los huesos y sus gritos se comerían al pueblo.

La Ramona se fue, en camión; en el pueblo la esperaban sus hijos, los rezos de la awicha, su sopa de pollo y su cama. Contra todo pronóstico, en cuatro días murió. La paja la arrulló, el aroma del campo limpió su piel y los ojos amarillos de la abuela, la miraron durante el viaje. Nadie dijo nada, ella respiró seco y durmió, ya estaba cansada de lavar sus pecados en Ace.

El Pedro no apareció, el hijo mayor lo fue a buscar para la misa de ocho días. Seguro se ha chupado en la fiesta de Obrajes y como siempre ha debido perder el cajón de helados o, lo más seguro, debe estar con una de sus cholas.

7 comentarios:

Vero Mendizabal dijo...

Ramonas y Felipas que jamás dejarán de tocar nuestras vidas y de blanquear nuestras almas con el blanco más blanco... algunas se van entre los peores dolores y angustias, otras se quedarán a vernos crecer... como mi adorada florencia que ya va para los 87 años...

Y esa es una de las mejores cosas de este país... no la falta de medios por supuesto, ojalá pudieran con la medicina aliviar sus dolores, me refiero a la posibilidad de crecer entre ramonas, felipas y florencias... y de tener la oportunidad de darles un espacio en nuestras vidas...

Vero

Gamez dijo...

Vos sabes que esta historia no es una ficcion, aunque si la ves bien es una ficción de difrencia, de no equidad, de barreras enormes, de desigualdad, de impotencia, de bronca y podría seguir adjetivizando...por eso la necesidad de cambiar nuestro pais, por eso que tenemos un desafio jodido en estas elecciones, por esto la necesidad de consolidar una Bolivia, justa solidaria y con reparticion equitativa de los recursos y respetando los derechos fundamentales de las personas como manda nuestra constitución. Personalmente no quiero una Ramona o Felipa a mi lado de nana o lavando mi ropa...no la quiero sumisa ni servil destrozandose la smanos por unas monedas...las prefiero peleando por una sociedad mejor al frente de sus comunidades, educando y viviendo con dignidad.

Anónimo dijo...

EVO PRESIDENTE CARAJO!!

Quintacho dijo...

comparto plenamente con gamez, sobre como quiero ver a las Ramonas, criando a sus hijos con las mayores condiciones de vida posible y no consumiéndose la vida con el correr del detergente.

Vero Mendizabal dijo...

Claro, lo ideal sería que todos tengamos los mismos derechos y oportunidades, eso sería fantástico... pero se requieren más que buenas intenciones y mucho más que 5 años con un presidente para eso, no se si los que vienen puedan cambiar algo, no en 5 años...

Algunos pueden no querer mujeres lavando su ropa por unas monedas, pero seamos honestos, en este país actual, de que vivirán esas mujeres si no lavan la ropa de los que pagan??? o alguno de ustedes trabajará para mantenerlas y mantener a sus familas??? no creo...

Creo que es importante ser objetivos y sobre todo realistas en esto, ya que ellas necesitan trabajar lavando ropa o limpiando baños, mientras no hagamos algo real para cambiar este país, lo mejor es darles (mientras tanto) una vida digna, hacerlas parte de nuestras familias, tratarlas con respeto... quererlas siempre bien.

Anónimo dijo...

MUERA EL TUTO VIVA EL MAS

Anónimo dijo...

entiendo a la vero, debe ser difícil de ver las cosas cuando solo tienes un punto de vista, quisiera saber si tu felipa, ramona o florencia era feliz, o eras vos la feliz al tenerla...

quiero poder vivir y ver a los ojos de todos los bolivianos sin rencor, pena, o compasión SOLO DIGNIDAD