martes, agosto 23, 2005

El Marinero y el Capitán


En un boliche de tantos conocí a Paola, quien, tremendamente angustiada, me dijo que no podía dormir hacía noches porque faltaban dos aviones más. Me explicó que su preocupación se debía a que en el último mes se accidentó un avión en Turquía.
Hasta ese momento creí que se trataba de una beata preocupada por los desastres en el mundo.

Ya entrando en tema entendí la razón de su aflicción cuando me contó que su ex marido, piloto comercial de avión, le confesó una noche que una vieja tradición cuenta que siempre que hay un accidente aéreo seguro habrá dos más, si eso no ocurre el tema se convertirá en una maldición. Le dijo que estaba nervioso y temiendo por su vida, ya que hace dos meses un avión ruso había sido derribado por un misil y tenían que caer los otros dos faltantes para evitar la maldición. Si esto no ocurría pronto, no iba a poder trabajar tranquilo y su mal humor y ansias iban a derivar en serias dificultades en la intimidad conyugal.

Paola me decía que, el cuerpo del capitán, pese a todos los conjuros realizados, se negaba a dejarla y al igual que aquella noche, hoy era ella quien esperaba ansiosa que en algún lugar caigan dos aviones más para dormir tranquila.

Esa misma noche me encontré con Gretta, una amiga austriaca, que hace un año vino a La Paz y conoció a un yungueño que baila saya y la enamoró. Ella, al ver que yo encendía mi L&M con la vela, me dijo asustada que una antigua tradición europea contaba que cada vez que alguien enciende un cigarro con una vela, mata un marinero.

Me quedé pensando en esa extraña causalidad y, como no creo en rituales, encendí nomás mi pucho.Volví a casa esquivando baches y gatos negros, pisando todas las líneas de la acera, lanzando sal tras mi espalda y gritando mi canción preferida.

Entre conjuros de marineros y capitanes, concluí con certeza que no por mi adicción a la nicotina algún pesquero noruego se hundirá y que es increíble cómo tantos determinan su existencia por causalidades mágicas.Pensé también en cómo nos influye la superstición de aquella que duerme en nuestra cama, cuanto de sí nos deja al irse, el hábito y malditos rituales.

Al final concluí, orgulloso, que la susodicha me habrá dejado hábitos pero nunca supersticiones.Así agarrando con fuerza la pata de conejo que guardo siempre en el bolsillo, llegué a salvo a casa, gracias sin duda a que para caminar me colgué el Rosario de mi abuela con vista a mi espalda y antes de salir dejé, junto a los ajos frescos, una escoba tras la puerta.

(Nota: Es irónico, al terminar esta crónica me enteré de que el tercer avión cayó en Venezuela, el segundo había caído días antes en Grecia).

4 comentarios:

[i] Isabel La Fuente Taborga dijo...

si!! eso iba a decirte.... cuando cayó el de venezuela.. ya eran tres! en cualquier caso amo los gatos, negros, pardos, cafes, anaranjados o del color que quieran ser... aunque ojalá fueran azules! y ni patas de conejos, ni horoscopos, ni ciclos lunares, ni sal, ni cuchillos y mucho menos escaleras.. si yo fuera hombre... como diria Sabina pasaria por debajo de la escalera con frecuencia... como no soy y los hombres no llevan falda... paso igual pero cuando el apuro apremia.

Unknown dijo...

jajaj, veo que cachaste el sentido del artículo. Me gusto tu comentario, como dice el refran catalan yo no creo en brujas pero de que las hay las hay

Anónimo dijo...

Muy bueno y cierto lo de los 3 aviones el papi me lo habia contado hace tiempo tu pagina esta linda Que orgullo
Un beso LITATELL

rondeldia dijo...

COMO ESTA SEMANA CAYO UN AVION EN PERU.... DEBEMOS ESPERAR QUE CAIGAN 2 MAS ... SON MUCHAS PAJAS NO? JEJE TENGO OTRO HAIKU:

MARTES 13 MARTES 13
POR FALLAR A TUS COMPROMISOS
LA NARIZ TE CRECE
EL CORAZON DESFALLECE
SERA POR MUCHO OXIGENO...